Dirección: Hana Makhmalbaf.
Países: Irán y Francia. Año: 2007.
Duración: 81 min. Género: Drama.
Interpretación: Nikbakht Noruz (Baktay), Abdolali Hoseinali (chico talibán), Abbas Alijome (Abbas).
Guión: Marziyeh Meshkini.
Producción: Maysam Makhmalbaf.
Música: Tolib Khan Shakhidi.
Fotografía: Ostad Ali.
Montaje: Mastaneh Mohajer.
Diseño de producción: Akbar Meshkini
Es evidente que un gran presupuesto no conlleva una buena película, como un bajo presupuesto implica la generación de una obra maestra. Si es cierto que a menudo la falta de capital agudiza el ingenio como le sucede a Baktay la niña protagonista. Baktay vive en unas cuevas. Su madre sale a hacer unos recados y ella, que tendrá tres o cuatro años se queda al cuidado de una recién nacido que llora porque tiene hambre. Baktay ata una cuerda al pie de su hermana y se va al mercado a comprar un cuaderno.
Como no tiene dinero, coge cuatro huevos y se los ofrece al tendero que vende cuadernos. Este le dice que los venda en el mercado y con el dinero que le den él le venderá el cuaderno. La niña va al mercado y dos huevos se le rompen. Nadie quiere sus huevos, pero un hombre quiere pan, así que le dice que si le lleva pan, se lo comprará. La niña va al horno y allí una mujer le cambia una hogaza de pan por los dos huevos. Luego el hombre de antes a cambio del pan le da unos billetes.
Con ese dinero Baktay compra un cuaderno y se dirige a la escuela. Logra llegar finalmente a una escuela, junto a su vecino, pero es una escuela de chicos, así que la mandan a la escuela de chicas, y consigue llegar, y como lleva un pintalabios hace que todas sus compañeras se pinten los labios, para enfado de la profesora que la pone de patitas en la calle.
A todo esto en su ir y venir Baktay se topa con unos niños belicosos que juegan a la guerra. La retienen y cavan una fosa para ellas, a la cual apedrearán, porque lleva los labios pintados, y quiere ir a la escuela a aprender cosas. La retienen junto a otras niñas en una cueva pero logra escapar. A su vecino también lo capturan y a poco se ahoga en una zanja de barro.
La historia como se verá tiene su miga, pero el gran acierto de la directora, está en los momentos en los que Baktay cae en manos de esos niños talibanes, obsesionados con matar, con un lenguaje belicoso, donde aparecen las palabras terrorista, infiel y Dios a menudo, demasiado tratándose de núbiles criaturas.
A ratos te pone un nudo en la garganta porque no está muy claro si lo que esos niños quieren realmente es jugar a morir o matar realmente.
La escena real es clarificadora. A una bomba mandando por los aires la figura de Buda, en las cuevas donde vive Baktay se suma esa otra donde los niños talibanes con sus palos de madera simulando metralletas le obligan a morirse. «Muérete Baktay sólo así serás libre». Demoledor, aunque para una sociedad como la nuestra donde la gente se deprime al verse un michelín o una arruga frente al espejo, la epopeya de Baktay para comprar un cuaderno y su afán por aprender historias, le puede parececer una memez.
Por cierto, la directora, Hana Makhmalbaf tiene solamente 19 años.