Dir: Scott Derrickson
Int: Laura Linney, Tom Wilkinson, Campbell Scott, Jennifer Carpenter, Colm Feore, Shohreh Aghdashloo
USA 2005
Ya que la película empieza así, empezaremos también aquí diciendo que se basa en hechos reales, concretamente en un exorcismo que realizó un sacerdote católico con la intención de expulsar al diablo del cuerpo de una joven y que acabó con la muerte de esta.
Aunque el referente más claro podría ser El Exorcista, lo cierto es que la película no recuerda para nada aquella. El hilo conductor es el juicio contra el sacerdote, por lo que es más una película de abogados que de terror. En ese sentido nos podría recordar también a Matar a un ruiseñor, por ejemplo, pero la diferencia está en que poco a poco se nos va contando la historia de esta joven vista desde las aportaciones que realizan las personas que la han vivido con ella. Nos vamos enterando de lo que sucede a la vez que el jurado.
Le resta algo de efectismo ese hecho de que la historia se nos vaya contando paso a paso de forma entrecortada, pero la parte más larga, la del exorcismo tiene gran fuerza y es quizás la parte más espectacular.
Las actuaciones de los actores están muy logradas. La joven Jennifer Carpenter, que hace de Emily Rose, tiene un difícil papel, pero impresiona con las cosas que le suceden. Tom Wilkinson, el sacerdote también está correcto. Serio y creíble con un personaje que está en una difícil situación, entre la responsabilidad que asume y la incredulidad que provoca. La abogada es Laura Linney y aunque no me guste nada esta actriz, hay que alabar sus buenas maneras, su corrección y si sigue así puede que hasta cambie mis prejuicios hacia ella.
Que nadie pretenda salir del cine sabiendo si una posesión infernal es posible o no. Aquí se muestran los hechos, tal y como se hace en el juicio, y no se define hacia un lado u otro. La posición de la Iglesia a este respecto es clara, lo aceptan, más que nada porque el hecho de plantearse la existencia o no del diablo hace lo propio con Dios, así que para ellos genial. Incluso en la Biblia se habla de ese ángel caído que se convirtió en Satanás, antagonista por antonomasia de Dios.
Aquí cabría plantearse el hecho de si esto puede ser real o no. En épocas anteriores se creía a pies juntillas. Cuando la religión mandaba sobre la ciencia eran los científicos, como Galileo, los que eran acusados y ridiculizados por sus ideas. El propio Galileo se vio obligado por la Iglesia a desdecirse de sus ideas de que la Tierra se movía en un ridículo juicio en el que según se cuenta, después de ser obligado a admitir que sus ideas eran falsas exclamó un sonoro: “Sí, pero se mueve”. Entonces no se podían demostrar estas ideas, hoy la ciencia es la que manda y la Iglesia está subyugada a su dominio, pero puede que ciertas cosas hoy por hoy no demostrables sean ciertas, quien sabe, así que de momento quedaremos en que las posesiones no son reales, pero se dan.
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mola un huevo la pelicula aunque n da muxomiedo deberian a ver aparecido mas ilustraciones de emily