Dirección: Richard Linklater
Reparto: Keanu Reeves (Bob Arctor), Robert Downey Jr. (Jim Barris), Woody Harrelson (Ernie Luckman), Wynona Ryder (Donna Hawthorne), Rory Cochrane (Charles Freck)
Guión: Richard Linklater; basado en la novela de Philip K. Dick
Producción: Anne Walker-McBay, Tommy Pallotta, Palmer West, Jonah Smith y Erwin Stoff
Música: Graham Reynolds
Fotografía: Shane F. Kelly
Montaje: Sandra Adair
Vestuario: Kari Perkins
USA 2006
Para mí cualquier película que sea original por algún motivo ya requiere atención y esta lo es en lo tocante a la imagen. Ya vimos en la pasada temporada Sin City, otra película original en cuanto a lo que a la imagen y el tratamiento digital se refiere. Aquella tenía apariencia de comic pero era mucho más realista. A Scanner Darkly no tiene nada que ver con ella, aquí hay apariencia de cómic con movimientos realistas. Independientemente de que la historia tenga mayor o menor interés, es de agradecer que se intenten hacer cosas nuevas en cine, para salir de la repetitiva monotonía en que se están convirtiendo la mayor parte de los nuevos trabajos.
La técnica de animación rotoscópica usada limita algo la realidad de la trama, pero aporta otras mejoras, algunos tratamientos de imagen curiosos, aunque se quedan a medio camino de la animación clásica, porque la definición de la digital no la consiguen, y de la imagen real, de la que también se queda muy lejos, a pesar de ser reconocibles todos los actores que aparecen.
Por ejemplo, sería mucho más complicado de realizar con efectos digitales el traje de confusión que se usa en algunas escenas, pero como han avanzado los efectos especiales digitales, seguro que posible. Aparte de eso, poco afectaría a la trama ver la película con imágenes normales.
También se hace difícil valorar las interpretaciones de los actores. No parece que sean ellos los que realizan los movimientos, aunque sin duda la base está ahí. Todo parece tan irreal que se hace difícil decir algo al respecto. En cualquier caso sí que sus gestos parecen exagerados, acorde con los locos personajes y su “cuelgue” constante. A pesar de ser dibujos animados guardan toda la personalidad de los actrores que hay detrás, sobre todo en lo que a las voces se refiere, claro que la versión doblada al castellano, que yo no he visto, hará perder mucho de esto o al menos lo cambiará.
También es destacable en ellos el sutil sentido del humor, algo en lo que el director y guionista hizo hincapié en querer conservar. La historia trata de una nueva droga, la sustancia D, que es la droga de moda y un departamento de policía que se encarga de intentar luchar contra ella, vigilando a los adictos, traficantes y afinaes e intentando infiltrar agentes.
Entre los efectos de la droga y lo extraño de la trama, los personajes resultan confusos y desde un principio se ve que las cosas no son lo que parece, hay algo detrás de todo esto, pero para descubrirlo, hay que ver la película.
En el sentido de la experimentación y la originalidad, aquí se juntan dos actores que suelen estar muy puestos en ambas cosas. Keanu Reeves y Robert Downey Jr. que en su afán de apuntarse a todo nos suelen ofrecer una de cal y otra de arena, alternando títulos más bien olvidables o meramente comerciales con obras de culto o rarezas, como es el caso.
El director, Richard Linklater también es de esos cuya filmografía es difícil de encasillar, pues va desde cursiladas como Antes de Amanecer a obras de culto como Danzed and Confused, pasando por una comedia infame de la que ya hablamos, Escuela de Rock.
Y siguiendo con autores peculiares, indicar que la historia se basa en una novela de Philip K. Dick (el de Blade Runner, Desafío Total o Minority Report, entre otras) y sus experiencias personales con las drogas. El primer guión adaptando dicha novela fue de uno de los guionistas más originales actualmente, Charlie Kauffman, autor de Olvídate de mí, El ladrón de Orquídeas o Cómo ser John Malkovich, algunas de las películas más originales de los últimos años. La cosa seguramente hubiera pintado mucho mejor, pero ya se sabe lo que es la industria, y los proyectos cambian de manos y se desechan cosas. Esta vez le tocó al guión, mala suerte, Linklater prefirió hacérselo todo solito, contando con la supervisión de las hijas de Philip K. Dick (fallecido en 1982).
Pero todavía hay más en ese campo, porque la primera intentona de adaptar la novela corrió a cargo de otro cineasta único, Terry Gilliam, el extravagante ex Monty Python.
Y para acabar, en la producción ejecutiva 2 amiguetes que debido a su posición en la industria del cine llevan tiempo trabajando sólo en los proyectos que les gustan, porque pueden, me refiero a George Clooney y Steven Soderbergh, ambos muy activos últimamente como productores independientes.
A pesar de ser de animación, fue rodada y montada como una película normal y luego animada usando el rotoscopio interpolador, que realiza animación por ordenador basándose en lo ya existente, sin tener que dibujarlo todo y dando movimientos por ello mucho más realistas. En Waking life el director ya había usado más o menos la misma técnica en 2001.
Después de verla me da la impresión de todo se ha quedado a medias. La técnica esta de animación está bien, pero quizás sea innecesaria para la historia que se cuenta, a la vez que hace perder atención sobre un argumento que al que podría habérsele sacado más jugo, con lo que te quedas con la misma sensación que al haber ido a un restaurante donde la comida es buena, pero las raciones pequeñas. No es que sea malo, pero tampoco sales satisfecho.
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