Disturbia crítica película

Dirección: D.J. Caruso.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 104 min.
Género: Thriller.
Interpretación: Shia LaBeouf (Kale), David Morse (Sr. Turner), Sarah Roemer (Ashley), Carrie-Anne Moss (Julie), Aaron Yoo (Ronnie).
Guión: Christopher Landon y Carl Ellsworth; basado en un argumento de Christopher Landon.
Producción: Joe Medjuck, E. Bennett Walsh y Jackie Marcus.
Música: Geoff Zanelli.
Fotografía: Rogier Stoffers.
Montaje: Jim Page.
Diseño de producción: Tom Southwell.
Vestuario: Marie-Sylvie Deveau

Podemos ver Disturbia como una puesta a punto actualizada de La Ventana indiscreta, con la salvedad de que esta nueva versión es perfectamente prescindible. La premisa es que Kale un adolescente el cual le ha sacudido un mamporro a su profesor de italiano (¿desde cuando en los institutos estadounidenses imparten italiano a clases con cuarenta alumnos?), ha de pasar tres meses bajo arresto domiciliario, con un aparatito instalado en su tobillo que avisará a la policía en el caso de que se aleje más de treinta metros del hogar.

Decía mi abuelo que el aburrimiento es la madre de todos los males y Kale dedicará su tiempo libre a jugar a los videojuegos, ver la televisión e hincharse a comer, hasta que su madre viendo que la casa se está convirtiendo en un cuchitril le llama al orden y entonces coge un prismático y se pone a mirar por la ventana y espiar a los vecinos como un perfecto voyeur. Llega al barrio una familia nueva, con una hija adolescente de la edad de Kale llamada Ashley. Kale se deja los ojos en los prismáticos extasiado con la belleza de su nueva vecina. Tras darle un calentón al bañarse ella en la piscina con un bikini rojo y otro de florecitas que le sientan muy bien, ella al verse observada acude a su casa y entabla conversación con Kale. Este le cuenta que Mr. Turner uno de sus vecinos puede ser un asesino, pues le ha visto introducir un coche abollado en su gárage con restos de algo parecido a sangre. Ashley le sigue el juego y los dos pasan entonces sus horas investigando, mirando por los prismáticos y grabando imágenes en vídeo. La primera hora es lenta y aburrida. Está bien que haya que presentar a los personajes, pero tanto las bonitas montañas nevadas y el río en el que Kale pesca con su padre y el espectacular accidente, ni los ratos de ocio del muchacho aportan nada a la historia y sólo es relleno, demasiado tiempo perdido en preparar el desenlace.

En su media hora final como es previsible todo se acelera, se ponen todas las cartas sobre la mesa, y ahí la película coge algo de fuelle, si bien como a menudo sucede en las películas de suspense o terror todo se rueda medio a oscuras con rápidos movimientos de cámara que apenas nos permite saber qué es lo que se está cociendo, hasta que llegamos al final, separamos el polvo de la paja, y vemos quien vive y quién no. Decía que es prescindible porque dista mucho de ser una buena película y ni los diálogos, ni las funcionales interpretaciones, ni la historia tiene algo que la haga recomendable, pues se mueve en la más estricta apatía.

No obstante estoy seguro que el público adolescente lo pasaré bien viéndola. Shia Labeouf (Kale) está en el elenco de la cuarta parte de Indiana Jones, como hijo de Harrison Ford y le auguramos un feliz porvenir, al menos en su aspecto más comercial, aunque aquí su actuación es mínima, consistente en poner cara de susto y solazarse con su chica. Su pareja, la guapa Sarah Roemer (Ashley) seguro que forrará muchas carpetas juveniles masculinas. La chica es guapa, atractiva y tiene una bonita sonrisa, pero esto no la convierte automáticamente en una buena actriz, y al igual que Labeouf tienen mucho todavía que demostrar. El negocio del cine no puede parar, de ahí que continuamente haya que estar produciendo y estrenand películas. Sólo un puñado se salvan de la quema cada año. Esta no es una de ellas. El malo es David Morse, que siempre cumple.

David Morse | 16 calles