Dirección y Guión: Andrew Niccol
Reparto: Ethan Hawke, Uma Thurman, Jude Law, Gore Vidal, Elias Koteas, Blair Underwood, Ernest Borgnine y Tony Shalhoub
Producción: Danny DeVito, Stacey Sher, Michael Shamberg
Fotografía: Slavomir Idziak
Música: Michael Nyman
USA 1997
A pesar de haber transcurrido más de una década desde su estreno, lo que esta película nos propone sigue siendo una posibilidad para un futuro no muy remoto, como en el que transcurre la acción.
Gattaca nos propone un viaje a un futuro muy cercano y muy inquietante. En la sociedad que nos muestra los genes lo pueden todo. Nada más nacer un análisis genético determina cuales serán las posibilidades futuras de esa persona y posteriormente son sometidos a análisis diarios para determinar si siguen siendo aptos.
Es más, los embarazos naturales han sido desechados casi en su totalidad y la manipulación genética facilita el traer al mundo niños a la carta, con las características que los padres deseen, por supuesto siempre buenas.
Por esta razón se crean diferentes estratos sociales, determinados por sus condiciones genéticas. Así los que tienen un alto porcentaje de desarrollar algún tipo de dolencia, son degradados a realizar los trabajos menos cualificados, sin posibilidad de ascender.
Bueno, esto no del todo cierto, porque siguen existiendo mercados negros como al que acude el protagonista. Éste, que nada más nacer fue diagnosticado con una posibilidad de un fallo cardíaco del 99%, consigue hacerse pasar por otra persona, un joven parecido a él, pero genéticamente muy superior, que ha sufrido un accidente que lo ha dejado postrado en una silla de ruedas.
Al hilo de esto, la voz en off del protagonista, nos cuenta en un momento de la película: “Andaba buscando trabajo de aquí para allá como limpiador, pertenecía a una nueva clase baja ya no determinada por la clase social o el color de la piel. No, ahora es una ciencia la que automáticamente nos discrimina. Para los genéticamente superiores el éxito es más fácil de conseguir pero en absoluto está garantizado, al fin y al cabo no hay ningún gen que marque el destino. Cuando alguien de la élite cae en desgracia su identidad es utilizada. La ganancia de unos es la pérdida de otros”
Diariamente tiene que someterse al ritual de eliminar todas las células muertas de su piel, para que en una inspección no lo identifiquen, así como recoger sangre y orina del hombre por el que se hace pasar, para usarlas en los controles que tiene que pasar cada día.
Los protas son Ethan Hawke y Uma Thurman, pareja desde este rodaje. De la relación tuvieron 2 hijos, pero no duraron mucho juntos. Sus actuaciones, son destacables a pesar de su (requerida) planicie interpretativa. En la sociedad en la que viven todo está controlado y determinado, los ciudadanos son como robots que han de hacer aquello para lo que están programados. Debido a eso vemos al protagonista seguir sus rutinas diarias en su afán por conseguir su sueño de viajar al espacio, sin desviarse, ya que el mínimo error puede frustrar sus esperanzas.
La relación que establece con una de sus compañeras de trabajo es también ñoña y sin un mínimo de emoción. Se acercan, hablan de forma casi metódica, se permiten algún ligero devaneo, pero parecen incapaces de entregarse a las pasiones más mundanas.
La ambientación musical y los decorados acompañan a la sensación de austeridad que tiene el conjunto de la película.
La historia es una fábula que nos muestra el camino que puede llevar la humanidad teniendo en cuenta únicamente los datos y no tomando a cada persona como una entidad capaz de cosas más allá de lo que los números nos puedan mostrar.
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