Quemar Después de Leer (Burn after Reading, 2008)

Dirección y guión: Joel Coen y Ethan Coen.
Reparto: George Clooney (Harry Pfarrer), Frances McDormand (Linda Litzke), John Malkovich (Osborne Cox), Tilda Swinton (Katie Cox), Richard Jenkins (Ted), Brad Pitt (Chad Feldheimer), Elizabeth Marvel (Sandy Pfarrer), J.K. Simmons (jefe CIA).
Producción: Joel Coen y Ethan Coen.
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Emmanuel Lubezki.
Montaje: Roderick Jaynes.
Diseño de producción: Jess Gonchor.
Vestuario: Mary Zophres.
USA, Francia, Reino Unido 2008

Dentro de la filmografía de los hermanos Coen, esta película hay que ponerla mucho más cerca de Fargo, posiblemente su mayor éxito, que de No es País para Viejos, su último gran éxito.

Es una comedia ligera, en la que se habla mucho, a la que le cuesta arrancar, pero que al final te deja un buen sabor de boca. Y es que ese final donde las cosas se aceleran, a la vez que pierden el poco rumbo que tenían, es lo más destacado de la película.

Todos los personajes son hilarantemente exagerados. En algunos casos, como el de Frances McDormand, no me parece que sea completamente acertada la interpretación. Puede que el hecho de saber que es la mujer de uno de los Coen (de Joel en concreto), me predisponga negativamente hacia ella, o puede que realmente esté sobreactuada.

Sin embargo, más sobreactuado es el papel de Brad Pitt y es lo mejor de la película. El monitor de gimnasio pasota y descerebrado que interpreta, con sus ostensibles gestos y sus ideas descabelladas, consiguen hacerlo divertido y que su presencia ante la cámara destaque del resto de sus compañeros. Incluso aparece ya en muchas quinielas para los Oscars’09, aunque quedan muchos estrenos y muchas interpretaciones por ver.

También aparece en muchas quinielas John Malkovich. Su personaje es igual de exagerado que el resto, pero por lo que destaca es por su entrega y su energía. Un agente de espionaje que deja la agencia para la que trabaja y se ve metido en líos laborales, familiares y personales que lo desequilibran.

A su mujer la interpreta Tilda Swinton y está a la altura de su consorte. Una mujer autoritaria, con las ideas claras y dispuesta a llevar las riendas de su vida, ya sea tratando con su abogado, con su marido o con los niños a los que atiende en su consulta de pediatría.

Completa el repóker de estrellas protagonistas un George Clooney con un personaje en la línea de las comedias que ha hecho anteriormente, concretamente recuerda en cierto aspecto interpretativo al que ya hiciera con los Coen en O Brother. Es un agente del gobierno también, pero de despacho, que se ve lanzado en los brazos de diferentes mujeres y a la vez espiado por el gobierno y que también va poco a poco perdiendo los papeles.

Los secundarios que completan el reparto acaban de redondear la historia. Tenemos a Richard Jenkins, otro de los que repiten con los Coen, interpretando a un tristón personaje y a los agentes de la CIA, que estando al margen de la acción la analizan sin encontrarle ningún sentido. Es otro de los aciertos del guión, ya que es de las partes más divertidas. El jefe de la CIA que interpreta J.K. Simmons (el jefe del periódico en el que trabaja Peter Parker en Spiderman), al que le van contando todos los sinsentidos que van ocurriendo es desternillante.

Parece cierto eso de que hay algunos grandes directores de actores, que saben sacar de estos lo mejor que llevan dentro. El prestigio de los hermanos Coen no creo que sea gratuito y este es otro ejemplo de porqué cualquier actor al que llamen está dispuesto a trabajar con ellos. Cuentan que los personajes principales los escribieron para los actores que los interpretan, sobre todo Jenkins, McDormand y Clooney, a quienes ya conocían por trabajos anteriores con ellos, pero también los personajes de Malkovich y Pitt están hechos a medida. Y funcionan.

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