Dirección: Wim Wenders.
Países: USA y Alemania.
Año: 2004. Duración: 118 min.
Género: Drama.
Interpretación: John Diehl (Paul), Michelle Williams (Lana), Shaun Toub (Hassan), Wendell Pierce (Henry), Richard Edson (Jimmy), Burt Young (ShermanGuión: Michael Meredith y Wim Wenders; basado en un argumento de Wim Wenders y Scott Derrikson.
Producción: In-Ah Lee, Samson Mücke, Gary Winick y Jake Abraham.
Música: Thom & Nackt.Fotografía: Franz Lustig.
Montaje: Moritz Laube.
Diseño de producción: Nathan Amondson.Vestuario: Alexis Scott.
El atentado del 11-S marcó un antes y un después en las acciones terroristas ejercidas en suelo occidental. El asesinato indiscriminado de civiles en Asia o África apenas tienen repercusión en los medios de comunicación, aunque sean perpetrados por ejércitos europeos o americanos. Que 3.000 civiles americanos (una cifra ridícula comparada con los que han muerto en Irak desde la invasión americana) fueran asesinados en Nueva York fue un mazazo para el país más poderoso del mundo, que hasta entonces se creía invulnerable, creándose un estado de miedo, aprehensión, psicosis y miedo a lo desconocido que hizo que los dedos acusadores proliferaran por todo el basto país, para propalarse luego a Occidente. Ese atentado ha generado mucha literatura y el cine se ha nutrido también de él. No hemos visto ni leído la película o el libro definitorio pero se van esbozando diferentes sensibilidades al respecto no carentes de interés.
Tierra de abundancia se nutre también en parte del 11-S. El protagonisa es Paul, que combatió en Vietman y vive obsesionado ahora por la Seguridad Nacional. Se dedica a tiempo completo a hacer el seguimiento de todo aquello que le resulte sospechoso, a bordo de su furgoneta equipada con cámaras y equipos de sonido, tratando de descubrir células terroristas, bolsas abandonadas sospechosas, con una poderosa imaginación que le hace estar todo el tiempo cavilando, creando hipótesis, ayudado por un amigo que le sigue la corriente y suministra la información que requiere. Un día ve como un árabe lleva unas cajas de Borax, producto químico con el que es posible fabricar bombas caseras, e inicia su misión.
El contrapunto de Paul es su sobrina Lana, hija de una misionero y de una madre de izquierdas, que desde cría ha viajado con su familia por diferentes países, la cual regresa a los Estados Unidos, a Los Ángeles, para trabajar en una misión cristina, procedente de Cisjordania.
La muerte de Hassan, uno de los habituales del centro de acogida en la misión, tiroteado en plena calle desde un coche y el hecho de que Paul grabase lo sucedido, ya que precisamente era el mismo hombre que había visto con el Borax, encargándose de la investigación entreteje desde ese momento su vida con la de su sobrina, con la mantenía un distanciamiento, provocado por las ideas izquierdistas de su hermana, que los acontecimientos estrechará fortalaciendo el amor filial.
El título de la película, Tierra de abundancia, proviene de una canción de Leonard Cohen, The land of Plenty. En el país de la opulencia y el bienestar, en ciudades como Los Ángeles, también hay zonas de exclusión y marginación, barrios golpeados por las drogas, prostitución y delincuencia, en los que la misión cristiana trata de aportar su grano de arena, proporcionando un techo y alimento así como afecto humano a los que allí acuden.
La muerte de Hassan y la implicación de Paul genera expectación y suspense, mezclado con unas pinceladas de humor que ofrecen una última hora sorprendente, en el viaje conjunto que ambos emprenden a la ciudad de Trona, donde confirmar los estragos que la psicosis y los traumas hacen en la gente corriente, alterando sus existencias, alejándonos del sosiego y paz espiritual, consumidos en pesadillas nocturnas que los atormentan.
El acierto del guión es que Paul a pesar de sus defectos no es el gañán con el cerebro hecho puré que todos esperamos ver en un ex-combatiente traumatizado, si no que su menoscabada lucidez da margen para la esperanza siendo capaz de anteponer el amor filial a sus fobias y paranoias. La crudeza de la historia se disipa en la mirada limpia y balsámica de la actriz Michelle Williams (pocas veces unos ojos son capaces de decir tantas cosas). John Diehlun secundario con una larga trayectoría levanta el solito la película, afronta los primeros planos a los que se ve sometido y es capaz de transmitir esa complejidad humana, lejos de maniqueísmos reduccionistas a la que guionistas perezosos las más de las veces simplifican hasta convertir a los humanos en muñecos de última generación capaces de mover los ojos y soltar algunas frases pregrabadas.
Tierra de abundancia nos permite reflexionar sobre algunos aspectos, con forma de pústula, que el «photoshop mediático» corrige al instante sobre la piel del mundo, dejándola limpia e inmaculada, creando un mundo feliz, perfecto y equilibrado, donde los malos siempre son los otros. Una tierra de abundancia, Los Ángeles, donde el «muerto de hambre» pisa el mismo suelo que el «muerto de excesos«, donde los ojos del viandante deslumbrados por el dorado de las tarjetas, buscan en los escaparates la pantalla plana de 72» en lugar de lo grotesco de los harapos, los cartones, las tiendas de campaña de gente vencida, cuyo presente va perdiendo las letras hasta difuminarse.
Michelle Williams | Brokeback Mountain
John Diehl | Código de lealtad
Wim Wenders | El cielo sobre Berlín
Buena película dirigida por el alemán Wim Winders («El amigo americano»),por ejemplo, y contándonos dos perspectivas diferentes de los Estados Unidos: una bajo la visión de un veterano de guerra, y la otra vista por su joven sobrina. Para mi, es una buena película, y es que de verdad Winders nos muetra las historias muy reales, y que por supuesto le hace de preguntarse a uno, si en realidad sabemos de verdad lo que pasa en esos mundos de Dios. Cuenta con una banda sonora, muy lograda, ya que cada canción tiene como un mensaje en cada escena en donde se encuentra. Muy bien la pareja de actores, tanto John Diehl («Pearl Harbor») como la de Michelle Williams («Brokeback Mountain»), dando vida a tio y sobrina respectivamente, y embarcados los dos en una extraordinaria aventura. En fín, una buena película, muy equilibrada y lo que es mejor que se te hace sumamente creible, gracias al gran trabajo de todos sus personajes. Sobresaliente. Y ya como no, aprovecho para desearos a todos y en especial a estos grandes amigos de Cine Cuak! unas FELICES FIESTAS!!!. Un abrazo.