En el pasado episodio no habíamos visto a los cansinos del FBI ni los amigos de Bauer, porque los últimos episodios se han desarrollado enteramente en la Casa Blanca, pero acabada esa crisis, la acción vuelve a trasladarse a las calles, los móviles vuelven a sonar y las luchas cuerpo a cuerpo regresan a la serie.
Ahora con Bauer huyendo del FBI (una vez más) tras la muerte del confidente, necesita de nuevo apoyos externos (siempre los tiene). Así consigue que Renee Walker, a pesar de estar suspendida, identifique al tipo que le tendió la trampa en el anterior episodio. Esa es la conexión que buscaban y lleva a Bauer hasta Starkwood, empresa privada contratada para misiones especiales y hasta el consultor de defensa, que ya sabíamos que estaba esperando una carga de armamento para preparar una nueva masacre.
En su búsqueda de pistas, yendo tras el único hombre al que tiene localizado (siempre hay una única pista), la cosa se pone aún peor con la muerte del senador que llevaba el juicio contra Bauer. Ahora ya sabe que el armamento, en teoría armas químicas de destrucción masiva, está entrando en el país y de su lado únicamente tiene a Almeyda, estando Chloe y Renee detenidas y el resto de sus apoyos muertos. Pisándole los talones, sin embargo están todas las agencias del país, pero eso es poco para detener a Bauer.
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