TÃtulo original Blade Runner
Año 1982
Duración 112 min.
PaÃs [Estados Unidos] Estados Unidos
Director Ridley Scott
Guión David Webb Peoples & Hampton Fancher (Novela: Philip K. Dick)
Música Vangelis
FotografÃa Jordan Cronenweth
Reparto Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Daryl Hannah, Edward James Olmos, Joanna Cassidy, Brion James, Joe Turkel, M. Emmet Walsh, William Sanderson, James Hong, Morgan Paull, Hy Pyke
Productora Warner Bros. Pictures
Género Ciencia ficción. Acción | Neo-noir. Thriller futurista. Cyberpunk. Robots. PelÃcula de culto
Cuando afrontamos un clásico como Blade Runner, una pregunta que me viene en mente, sobre la cual reflexionar, es en qué medida esa pelÃcula ha soportado el paso del tiempo con dignidad y va más allá de ser flor de un dÃa, un producto cinematográfico contingente de escaso recorrido. Blade Runner ostenta, con razón, la categorÃa de clásico, moderno, pues data de 1982.
Hace unos dÃas falleció Constantino Romero, quien puso voz en el doblaje al Nexus 6. El triste fallecimiento de uno de nuestros mejores dobladores, poseedor de una voz maravillosa, cargada de registros, me motivó a ver Blade Runner, la cual habÃa visto hacÃa ya muchos años y de la cual recordaba mÃnimamente algunas secuencias.
Blade Runner posee un aliento poético e hipnótico a partes iguales. Mucho cine posterior ha copiado la atmósfera que se respira y rezuma por cada fotograma visto en Blade Runner, a saber, esas ciudades futuristas (resulta curioso ver la idea que algunos tenÃan acerca de como serÃa el futuro, cómo serÃa el mundo en el año 2019, año en el cual transcurre esta historia. A falta de 6 años, el mundo se ha tecnificado bastante, pero dista mucho de ser algo parecido a lo que vemos en Blade Runner, de momento el sol sale todos los dÃas y a pesar de la crisis todavÃa no ha tenido lugar una revolución social que mande este mundo actual al fondo del mar), donde no se pone la luz del sol y todo transcurre en la oscuridad, bajo luces de neon, con edificios sin alma, en calles donde los humanos asemejan ratas de cloacas abocadas a vivir en el sumidero del presente. Sin luz no hay esperanza y la vida se consume en la oscuridad y en la penumbra.
Al contrario de lo que ocurre con otras producciones similares, Blade Runner no es nada ruidosa (a excepción de cuando acontences los asesinatos), ni caótica, más bien al contrario, pues posee una cierta cadencia que resulta balsámica. Hay muchos silencios y los personajes más que actúar miran a su alrededor extrañados, tratando de entender algo. Los diálogos son mÃnimos, pero con calado. La historia, a su vez no da demasiado de sÃ. No hay muchos personajes, ni muchas tramas o subtramas, sino que todo resulta claro y meridiano desde el comienzo, marcado por la sencillez.
Tyrell, un cientÃfico genial, ha creado unos androides, replicantes, con apariencia humana y duración limitada, de unos pocos años. Uno de ellos, Nexus 6, no se resigna a su suerte (La resignación es un suicidio cotidiano nos dijo Honoré de Balzac). Los replicantes comienzan a replicar sentimientos humanos y es el momento entonces de exterminarlos. Ahà entra en juego los Blade Runners, encargados de la bélica misión. Rick Deckard al mando. Pero Rick se enamorará de una replicante (el amor siempre tiene que estar en el aire, hablemos de ciencia ficción o no), aturdida, cuando toma conciencia de su naturaleza, al saber que sus recuerdos son implantes, algo falso, inoculado en su cerebro. Lo que sà es real es su capacidad para sentir y emocionarse.
Destaca la brillante fotografÃa azulada, que ilumina la penumbra interior de esos edificios en la oscuridad. Mención aparte, ya en las postrimerÃas, el mano a mano entre Rick y el Nexus 6, en la casa de Sebastian. La lluvia cayendo, el final próximo, la paloma buscando el cielo, las lágrimas, el último estertor. Un final memorable.
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