Dirección y guión: Javier Fesser.
Reparto: Nerea Camacho (Camino), Carmen Elías (Gloria), Mariano Venancio (José), Manuela Vellés (Nuria), Ana Gracia (Inés), Lola Casamayor (tía Marita), Lucas Manzano (Cuco), Pepe Ocio (don Miguel Ángel), Claudia Ortero (Begoña), Jordi Dauder (don Luis), Emilio Gavira (Mr. Meebles), Miriam Raya (Elena).
Producción: Luis Manso y Jaume Roures.
Música: Rafa Arnau y Mario Gosálvez.
Fotografía: Alex Catalán.
Montaje: Javier Fesser.
Dirección artística: César Macarrón.
Vestuario: Tatiana Hernández.
España 2008
Una de las películas que aspira esta misma semana a ser una de las triunfadoras en los Premios Goya 2009. Tiene 7 nominaciones, entre ellas la de Mejor Película y Mejor Dirección y Guión, a cargo ambos de Javier Fesser, así como a 3 de sus intérpretes: Carmen Elías, Jordi Dauder y la joven protagonista, Nerea Camacho.
Ella interpreta a una niña enferma a la que detectan un tumor en la columna y que se enfrenta a sus últimos días de vida. Hasta ese momento su vida transcurría como la de cualquier adolescente de su edad, con sus aficiones y sueños aunque, eso sí, muy influenciada por las fuertes convicciones religiosas de su familia, de su madre sobre todo.
La enfermedad no cae como una losa en el seno de su familia, sino como un designio del señor que aceptan e intentan llevar con naturalidad, como lo hacen con el resto de desgracias que les van aconteciendo. La entereza y la serenidad con la que Camino lleva esos momentos la hace parecer casi una santa por el séquito religiosos que siempre está a su alrededor.
Sin llegar a hacer juicio de valor, solamente mostrando las cosas tal y como se ven por los diferentes personajes, nos da argumento para sopesar lo que la religión significa en la forma de llevar la vida de muchas personas. Y que cada cual saque sus consecuencias.
Por un lado Gloria, la madre de Camino, se aferra ciegamente a las directrices del Opus Dei, sin valorar otras opciones, mientras que su marido, José tiene dudas pero se deja llevar. La hermana de la protagonista, Nuria, una joven novicia, también se debate entre la vida religiosa y los placeres, ahora prohibidos, de su vida anterior a los que ha tenido que renunciar.
La sombra del Opus Dei planea sobre toda la película. Eso ha levantado ampollas entre algunos sectores retrógrados, a pesar de que, como digo, simplemente se muestren las cosas como son, por muy ridículas que a veces puedan parecer. Eso, ya de por si, no les deja en muy buen lugar, sin tener que esforzarse.
Fuera de toda la religiosidad que acompaña cada momento de la trama, Camino además nos cuenta como contrapunto a la triste enfermedad y las escenas de hospital, otra luminosa historia, la del primer amor, el que atrapa a Camino y la hace por momentos vivir una vida paralela en la que su Pepito Grillo particular es un activo ratoncillo que la conduce en sus correrías imaginarias.
Angustiosa por momentos y trágica por su contenido, causa una sensación agridulce por la vida que emana la joven Camino, a pesar de los momentos que está viviendo. Su identificación con la Cenicienta, obra de teatro en la que quiere participar pero su enfermedad se lo impide, le da un toque de irrealidad que la niña aprovecha para evadirse.
Destacan los efectos especiales, para los que también está nominada a un Goya y por supuesto hay que valorar también que se base en un hecho real, el de una niña que pasó por esos mismos tormentos, Alexia González-Barros, a quien está dedicada la película y que actualmente está en proceso de beatificación. Para los interesados en la verdadera historia que inspira esta película, pueden pasarse por su página web. Al parecer la chica tenía la misma fe y jovial personalidad que se retrata en la película, aunque a la familia no parece haberle gustado algunas cosas.
Javier Fesser siempre ha creado en sus películas unos universos paralelos, alejados de la realidad, coloridos y originales. En esta ocasión también deja por momentos su sello personal, aunque el grueso de la película se sumerge especialmente en el drama lacrimoso.
Y hay que destacar también el buen hacer de Nerea Camacho como gran protagonista de la película. Debutante con un papel que le ha permitido lucirse, esta joven actriz promete. Habrá que seguirla, esperemos que sepa elegir buenos papeles si sigue dedicándose a la interpretación. Su expresividad y su querencia a la cámara pueden augurarle un buen futuro. Y éste puede empezar con el Goya como Actriz Revelación este próximo Domingo.
Me quedo con una de las frases de Camino en su duro proceso: “Es una pena morirme ahora, que todo empezaba a salirme bien”.
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