Año 1999 Nacionalidad España
Género Drama Duración 110 m.
Dirección Vicente Aranda
Intérpretes Aitana Sánchez-Gijón (Carmen) Daniel Giménez Cacho (Antonio) MarÃa Botto (Cinta) Luis Tosar (Luis) Alicia Sánchez (Madre)
Guión Vicente Aranda Alvaro del Amo
FotografÃa José Luis Alcaine
Música Pepe Nieto Montaje Teresa Font
Vicente Aranda, director de este bodrio confirmó la rachita que atravesaba tras esa penosa pelÃcula que fue la «Mirada del otro«, si bien luego vio la luz al final del túnel con su premiada y alabada «Juana la loca«.
Aquà la pelÃcula va de celos o eso al menos dice su tÃtulo. Un tal Antonio se enamora locamente de una chica, Carmen, que trabaja en una fábrica de naranjas.
Antonio descubre una foto, en la que Carmen está con otro chico y se pone celoso. Ella tiene un pasado que no quiere contar y que Antonio ha de descubrir por sà mismo. El de la foto es José, que con su herramienta, va dejando deudas pendientes, corazones rotos y bajos destrozados, si bien todas las hembras que se cruzan en el camino del macho, quedan rendidas ante su herramienta. Antonio quiere encontrar a José para cargárselo.
Esto es la pelÃcula. El guión es un despropósito, intentando darle cierto realismo, emplean frases tan vulgares, como:
-que le pica el chocho!!,
-ya encontraré alguien que me limpie los bajos!! ,
-eres un monstruo de dos cabezas, ..y de dos pollas responde él!! ´
y asà erre que erre, confundiendo el «realismo mágico» con la chabacanerÃa. No alcanzo a entender como Aitana Sanchez Guijón, puro glamour, se dispuso a hacer esta pelÃcula. Lo único reseñable es que está tan guapa como siempre y que hace unos cameos (de revolcones por la cama, me refiero) a los cuales no nos tiene acostumbrados en su filmografÃa.
Lo dicho, esta pésima pelÃcula en lugar de Celos produce ira, por la perdida de tiempo que supone verla.
El tema de los celos podÃa haber dado mucho más de sÃ, si se le hubiese hecho mayor hincapie en la psicologÃa de los personajes, en como piensan y actúan y por qué hacen lo que hacen. Pero el guionista no se ha tomado más que la molestia de dar cuatro ligeras pinceladas sobre estos muñecos de carne.
Vicente Aranda Tirante el blanco | Carmen