Dirección: Ted Demme.
PaÃs: USA.Año: 1998.Duración: 93 min.
Interpretación: Denis Leary (Bobby O’Grady), Ian Hart (Mouse), Lenny Clarke (Skunk), Jason Barry (Seamus), Kevin Chapman (Mickey Pat), George MacDonald (Gallivan), John Diehl (Digger), Lyndon Byers (Fitzie), Herbie Ade (Herbie),Guión: Mike Armstrong.
Producción: Ted Demme, Nicolas Clermont, Adam Doench, Elie Samaha, Jim Serpico y Joel Stillerman.
Música: Todd Kasow.FotografÃa: Adam Kimmel.
Montaje: Jeffrey Wolf.
Diseño de producción: Ruth Ammon
Ted Demme, el otrora pergeñador de interesantes pelÃculas como Blow o Beautiful Girls, nos ofrece una pésima pelÃcula sobre unos gansters de medio pelo.
Al comienzo la pelÃcula parece una comedia, donde tienen lugar conversaciones absurdas que rayan lo patético. La acción tiene lugar en un barrio Irlandés de la ciudad de Boston. El que controla el cotarro es un mafioso local que mantiene a raya a los lugareños al tiempo que da empleo a los jóvenes de la zona, robando coches y traficando drogas para él.
El protagonista es Bobby O’Grady, el cual trabaja para el mafioso y no ve con buenos ojos las prácticas intimidatorias de éste, que va despachando a todos aquellos que osan contrariarlo. La policÃa nunca logra trincarlo porque nadie ve nunca nada cuando el matón comete sus fechorias. Cuando Seamus, un primo de Bobby muera asesinado por el mafioso, éste tomará finalmente cartas en el asunto.
La pelÃcula apenas tiene nada reseñable, que hagan recomendable su visionado. Ningún elemento destaca, y el aburrimiento es la tónica dominante de esta desangelada e insulsa producción, que en ningún momento logra captar la atención. Peca de arritmia narrativa y de unas interpretaciones desdibujadas y superficiales que fomentan el descreimiento con lo que vemos.
Ese código de lealtad que va en el tÃtulo no se manifiesta por ninguna parte. El único que no está del todo mal, es Martin Sheen que encarna al policÃa, si bien los diálogos son tan flojos que producen más hilaridad que otra cosa.
Una pelÃcula mala donde las haya, carnaza de la parrilla televisiva que talvez pueda vendérnosla algún canal como «pelÃcula de la semana».