Los cortometrajes suelen salir de una buena idea que por si misma ya sea interesante. En este caso, una vez explotados los micropisos, una agencia vende pisos multidimensionales.
En un mismo piso viven 2 personas que habita cada cual en su propia dimensión. Por contrato han de firmar una clausula que dice:
Cláusula 5: El arrendatario se compromete a ignorar la existencia de «El otro», de tal manera que ambos habiten la vivienda como si de una de uso individual se tratase…
Contrato de arrendamiento
Os podéis imaginar como da de si esta idea para reírnos un rato con los protagonistas, el veterano Ramón Barea y el joven Roberto Cabrera que se ignoran tanto como pueden.
Una parte humorística y una parte reivindicativa de hacia donde vamos, porque es creíble que un día a no mucho tardar en ciudades muy pobladas te obliguen a compartir piso con alguien a quien tengas que ignorar. Al tiempo.
Nominado al Goya 20211 al mejor cortometraje de ficción, a ver lo que pasa el próximo sábado, que haya suerte, que se merece.
Aquí os dejo un adelanto: