Se suele decir que al que lugar al que fuiste feliz no deberÃas volver. Con el cine pasa lo mismo. Las pelÃculas con las que has sido feliz no deberÃas arriesgaste a volver a verlas.
Yo me he arriesgado con Lost in Translation y he de decir que he vuelto a disfrutar mucho de ella. No tanto como la primera vez, he decir, principalmente porque aquella me sirvió para descubrir a su protagonista, Scarlett Johansson. Una actriz hoy conocida por todos, Ãdolo de masas, sex symbol y reputada profesional, pero por aquel 2003 no era más que otra ex estrella infantil intentando consolidar su paso a la edad adulta en la que muchos en su caso naufragan. Quien la ha visto y quien la ve.
Por suerte o por casualidad, esta pelÃcula la vi antes de su estreno, en el festival de cine del Actual en Logroño, el festival que abre el año, y la pelÃcula aún no habÃa sido estrenada. Unos años antes me habÃa prendado la pelÃcula Las VÃrgenes Suicidas, de Sofia Coppola y cuando vi que se estrenaba en el festival su nueva obra, ni me lo pensé. Del reparto me atraÃa también Bill Murray, que siempre me ha gustado y Giovani Ribisi, al que habÃa visto en varias de sus pelis de los últimos años. No podÃa fallar, tenÃa que ser una gran pelÃcula.
Y lo fue, pero descubrir (antes que el gran público) la increÃble belleza, las dotes interpretativas y la presencia de Scarlett Johansson fue algo inesperado y maravilloso.
Ella era la guinda, pero es que la historia está muy bien traÃda y nos cuenta el casual encuentro en un hotel de Tokio de 2 personas muy diferentes que sin embargo se sienten poderosamente atraÃdas ya que comparten una filosofÃa de la vida muy similar.
Bob (Bill Murray), es un maduro actor en horas bajas que va a rodar unos anuncios de Wisky a Tokio únicamente movido por el dinero. Detesta estar allÃ, se encuentra perdido entre la gente que le rodea y le halaga y tampoco se ve mejor perspectiva en su vida familiar. Mantiene conversaciones telefónicas con su anodina mujer y su hija pequeña. Casi hace de si mismo.
Charlotte (Scarlet Johansson) tampoco está allà por gusto. Ha ido acompañando a su reciente marido, fotógrafo. Pero pasa la mayor parte del tiempo sola, aburrida y sin mucho que hacer. Ha acabado recientemente los estudios y no sabe qué hacer con su vida, pero la relación de pareja no parece ir mucho más allá tampoco. En este caso el personaje no se parece a la actriz que la interpreta, pero sà a la directora. Cuando Sofia Coppola estuvo casada con Spike Jonce su vida debÃa ser bastante similar a lo que vemos. Eso le inspiró el guión.
Por tanto ambos personajes, tan dispares, se ven unidos al tocarse sus dos universos, tan distantes en apariencia. Tontamente empiezan a quedar, a salir, a divertirse y a pasar noches juntos. No sé si la directora quiere en esos momentos que pensemos que su relación va más allá de lo fÃsico, pero no es algo que nos muestren. Hablan lo justo, se tocan menos, pero estando juntos se encuentran bien. Quizás esas escenas sentados juntos y tumbados en la cama sean una alegorÃa de otras cosas, pero no, no llegamos a verlos liándose como en otras historias más clásicas hubiera pasado.
No os hago un spoiler que os destripe la pelÃcula, pero es muy comentada la escena final, en la que él le dice algo a ella al oÃdo, que nosotros no podemos oÃr. Su rostro lloroso parece reconfortarse en parte. No sabemos si pensarán verse a su vuelta a los Estados Unidos, si le dice que lo deje todo mientras está a tiempo, que es fantástica y se ha enamorado de ella. En realidad cualquiera de estos casos serÃa posible, podrÃa cambiar la continuación de la historia hacia un lado o a otro, pero no cambiarÃa nada de lo que hemos visto.
La ciudad de Tokio está siempre presente, como fondo y parte de los devaneos de la pareja protagonista. Murray va incluso a una especie de El Hormiguero japonés donde, como algunos cuando vienen aquÃ, no sabe lo que está pasando la mayor parte del tiempo. Se dice que Sofia lo acosó para conseguir tenerlo en su pelÃcula y es que el personaje está escrito para él, le va como anillo al dedo.
Pero gran mérito es de ella por la forma pausada, a su ritmo, con la que la ha rodado. La fotografÃa colorista está acorde también con la historia y se choque de culturas que el tÃtulo deja claro. Precisamente lo que me gusta de la pelÃcula hace que no la recomiende, porque no se si a todo el mundo podrá atraerle de la misma forma. Entre el gran público en su momento hay quien la tachó de aburrida y sosa, pero para gustos…
ArtÃsticamente no cupieron dudas y fue nominada a 4 Oscar (FotografÃa, Actor, Directora y Guión original, que fue el único que ganó) y Scarlett, aunque no se llevó el gordo del Oscar, injustamente, sà que se llevó una doble nominación en los Globos de Oro (la otra por la joven de la perla), que por cierto, no ganó tampoco.
Una pelÃcula para los que buscan su sitio en el mundo, para los que gustan de cinematografÃas que no basan todo en acción desmedida y para descubrir a Sacarlett Johansson si alguien aún tiene la suerte o desgracia, según se mire, de no conocerla.