Crítica Noche de Juegos

Si has visto The Game, salvando las distancias, esto es algo parecido. Eso leí en Twitter y no me lo llegué a creer. Efectivamente, la distancia a salvar en este caso es enorme, es el puñetero Cañón del Colorado.

El tono de esta película es totalmente de comedia tontorrona y ojo, funciona en ese sentido. Sabes que los personajes son tontos, no van a evolucionar y te diviertes con ellos si lo que quieres es eso, divertirte y pasar un rato divertido, no es para pensar como la peli de David Fincher.

El parecido con The Game viene en que ambas películas se basan en que una empresa prepara prepara un juego en la vida real, una especie de juego de rol en el que la realidad se mezcla con el propio juego y las confusiones se van sucediendo.

El tono, como decía y los actores que son también más cómicos que otra cosa es la principal baza de una película pensada para tumbarse en el sofá y ver qué pasa. No defrauda en ese sentido. Aunque no llegue a sorprender demasiado, sí tiene un par de giros en la trama que por otra parte no decae en el ritmo.

Se junta también un poco de comedia romántica y es divertido, se ve química en esta pareja que son tal para cual, unos forofos de los juegos de mesa de cualquier género que tras conocerse no pueden dejar de competir entre ellos y con sus parejas de amigos.

Quizás después de este confinamiento al que estamos sometidos en España se pongan también de moda las noches de juegos, como en Estados Unidos. Quedar varias parejas en una casa a jugar a cualquier juego de mesa que plantee un rato divertido y una competencia sana, aunque en esta película se les va un poco de las manos.

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