[Crítica] Pobres Criaturas (Yorgos Lanthimos, 2023)

Sus 11 candidaturas a los Oscar 2024 han puesto a Pobres Criaturas como uno de los peces gordos de este año. Al final, 3 premios «menores» y el de Mejor Actriz para Emma Stone la han dejado en una calma chicha que para mi gusto hace honor a lo que la película ha sido.

Y es que los otros 3 Oscars se los ha llevado por Maquillaje y Peluquería («quitándolo» a la nominación española de La Sociedad de la Nieve), diseño de producción y Vestuario. Creo que han sido merecidos. Estos aspectos le dan a la película un toque y un aspecto muy característico y es algo que siempre agradezco en cualquier obra.

Quizás este no sea el mejor primer acercamiento a la obra de su director, el griego Yorgos Lanthimos, que ya llevaba tiempo en el candelero, pero de quien aún no había visto ninguna película. El original mundo en que los protagonistas se mueven y lo complejo de los personajes quizás vengan más de la novela homónima en la que se basa que del propio mundo personal del director.

En cualquier caso es algo que me gusta de una película, que se cuente de forma original y que destaque por algún aspecto que la distinga de las demás y en este caso se ha conseguido y no veréis nada igual. Quizás pueda recordar algo a los coloridos mundos de Wes Anderson y a las bizarras historias de Tim Burton, pero el toque que tiene de extravagante, simbólica, metafórica, surrealista, diferente y alocada esta película la hace muy especial.

Ahora contaremos de que va la historia, pero uno de los puntos que consiguen ese aire único es la entregada interpretación de Emma Stone. Crear ese personaje de Bella Baxter, tan excéntrico, tan visceral, exuberante a la vez que infantil, lanzada a la vez que confusa, con tantas contradicciones pero perfectamente dibujada la hacen muy merecedora del que es su segundo tras el que ganó en 2017 por La La Land, otra interpretación igual de potente, aunque en otro sentido.

Sin nominación pero con un personaje también de lo más siniestro y profundo destacar a Willem Dafoe. Lo de camaleónico sé que es muy tópico, pero es así. Este actor demuestra ser un todoterreno y sé que no es del gusto de la academia (cero Oscars de Cuatro nominaciones ) estos personajes hechos desde cero (bueno, venimos de una adaptación literaria, no es del todo cero), y que les gustan más los «imitadores» de personajes reales. Pero a mi me ha parecido fascinante la caracterización del loco profesor, como nos va contando poco a poco su miserable vida y consigue que queramos verlo más y más en pantalla.

Quien sí se llevó nominación, pero no premio fue Mark Ruffalo, que interpreta a un vividor para mi gusto demasiado lleno de tópicos. La caracterización es adecuada para lo que cuenta la historia, pero bueno, lo de la nominación sobraba. También para él en el cómputo de Oscars cero de cuatro.

La historia es una versión de Frankenstein (curiosidad: aquí es el doctor Godwin, que era el apellido de Mary Shelley de soltera) en la que Dafoe interpreta a un macabro profesor, atormentado en nombre de la ciencia por su padre que se dedica a dar clases de anatomía y hacer sus pequeños experimentos con cadáveres en sus ratos libres en casa, para pasar el rato.

Uno de ellos es Bella Baxter, una joven embarazada a la que encuentra con un hilo de vida cuando ella intenta suicidarse lanzándose al río. Lo que se le ocurre es sacarle a la criatura que lleva dentro, extirparle el cerebro e implantarlo en la cabeza de la madre. Con lo cual tenemos el cuerpo de una mujer con el cerebro de un recién nacido.

Doctor y Bella
Doctor y Bella

El profesor cuenta con uno de sus estudiantes para monitorizar los avances. Ya podéis imaginar el juego que da este planteamiento cuando la chica va aprendiendo poco a poco todo lo referente a la vida, el sexo, el mundo que le rodea y lo que puede o no puede hacerse desde su punto de vista infantil.

La cosa irá a más cuando sale del domicilio del doctor, arrastrada por un abogado vividor (Ruffalo) que queda fascinado cuando la ve y sobre todo tras leer el extraño contrato que quiere que su ayudante firme para casarse con ella. El playboy se la llevará por Europa haciendo que descubra un mundo que para ella es nuevo y viviendo aventura, haciendo saltos furiosos y demás locuras. Pero hay que verlo. El pase en la película del blanco y negro al color en ese momento de apogeo de la nueva vida de Bella es una transición muy bien traída.

En cuanto a la fotografía que hablamos, también la película es especial. Contradictoria a veces, con primeros planos y grandes angulares exagerados y planos generales que nos muestran los grandes decorados así como primeros planos sobre todo de Emma Stone, presente casi en cada escena. Además del pase del blanco y negro mientras Bella está encerrada al color cuando se libera, estos colores se van haciendo menos saturados según vamos avanzando hacia el final, muy acorde con como es la vida de la protagonista.

No la veo como una gran película ni creo que sea de las que te hace pensar. Es entretenida, pero prescindible. Original pero como un refrito de cosas que ya se han visto. En ocasiones algo soez pero divertida a partes iguales. En fin, que es de las típicas que según el día que tengas tu opinión va a ir hacia un lado o hacia otro. (Carlos Boyero en El País tuvo mal día). Así que no me atrevo a recomendarla en general.

Nuestra puntuación

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