Película: Detrás de las paredes.
Título original: Dream house.
Dirección: Jim Sheridan.
País: USA. Año: 2011.
Duración: 92 min.
Género: Suspense. Interpretación: Daniel Craig (Will Atenton), Naomi Watts (Ann Patterson), Rachel Weisz (Libby), Elias Koteas (Boyce), Marton Csokas (Jack Patterson), Rachel Fox (Chloe), Jane Alexander (Dra. Greeley). Guion: David Loucka.
Producción: James G. Robinson, David Robinson, Daniel Bobker y Ehren Kruger. Música: John Debney.
Fotografía: Caleb Deschanel.
Montaje: Glen Scantlebury y Barbara Tulliver. Diseño de producción: Carol
Spier.
A ciertos personajes que elaboran los trailers de las películas les tenían que mandar a su casa una temporada. En el caso de Detrás de las paredes, el trailer desvela mucho sobre la película. De esta manera el poco interés que podría tener la película se desvanece antes siquiera de verla. Además viendo el trailer uno espera ver algo impactante, angustiante, sorpresivo. Nada más alejado de la realidad.
Will acaba de dejar su trabajo en una editorial, en Nueva York, para irse junto a su mujer y sus dos hijas pequeñas para escribir un libro en un pueblito de Nueva Inglaterra. Residen en una casa grande, algo apartada, la típica en este género, que consta de varias plantas, con un sótano donde hay muñecas de plástico en desuso y que en definitiva da bastante miedo.
Pronto descubren que en la casa residió un matrimonio y que las niñas y la madre murieron. No tardamos mucho en descubrir que Will, antes con otro hombre, estuvo ingresado en un psiquiátrico. El suspense pasa por ver si él mató a su familia o no.
Tenemos rostros populares como el de Rachel Weisz o Naomi Watts y un solvente Daniel Craig que hace lo que puede en este berenjenal.
La historia tiene muy poca chicha, apenas hay interés y cuando ya vemos de qué va de nuevo languidece, por culpa de una dirección muy anodina y una puesta en escena muy corriente que a duras penas hace avanzar la historia, enganchando al espectador.
Resulta un refrito de otras tantas películas que hemos visto anteriormente (el cartel nos recuerda a las dos niñas de El Resplandor), sin ningún mordiente, escaso atractivo y nulo suspense. Un auténtico desastre.