Revisando la filmografÃa de Filmin, entre las pelÃculas de culto me encontré con esta de los años 80 y su tÃtulo me llamó la atención. El Amo del Calabozo es un eterno personaje de la serie Dragones y Mazmorras, que los chavales de mi edad aficionados a la fantasÃa nos tragábamos delante de la caja tonta.
Iluso de mi, pensaba que la pelÃcula harÃa alguna referencia, aunque fuese lejana a aquel personaje entrañable, que incluso dio mote a uno de los profesores de mi colegio. Pero no, nada que ver.
Posteriormente he leÃdo que el tÃtulo original de la pelÃcula era Ragewar, pero los espabilados productores de Empire Pictures le cambiaron el nombre para aprovechar el tirón del que por entonces fue el juego que hizo furor en todo el mundo, ya que se trataba del primer juego de rol.
La pelÃcula, como las clásicas frikadas de la época, tiene una historia de base sobre la que se despliegan las más absurdas peripecias. El protagonista es un nerd experto en computadoras y en el principio de la pelÃcula le vemos en su ambiente, y se ven tecnologÃas que estarÃan muy de moda, hasta demasiado, para hoy en dÃa. Vemos su ordenador personal, sus supergafas inteligentes, su Siri personal, cosas que hoy vemos como modernas pero es que hablamos de una pelÃcula del año 1984. Claro, que visto en el año 2020, vemos todo como muy naif, pero tiene su mérito.
Un amigo hace poco me dijo que habÃa que trabajar con ordenadores en los años 80 para cogerle la gracia a este tipo de pelÃculas en las que se ve tecnologÃa de esa época. Juegos de guerra, el clásico de ordenadores era de 1983, asà que nos podemos hacer una idea de que por aquellos años, aunque en España estábamos muy por detrás, eso era ya el presente.
En fin, que el protagonista es un cerebrito de los ordenadores y hay un mago del inframundo, o algo asÃ, que lo ha visto y lo rapta junto con su novia y lo lleva a su mundo para luchar contra él. ¿Porqué? Muy sencillo. Como decÃa Arthur C. Clarke: «Cualquier tecnologÃa suficientemente avanzada es indistinguible de la magia». Este mago lleva años luchando contra otros poderosos magos y tras ver lo que él hace, lo considera un mago más, el más poderoso que conoce y quiere vencerle.
Una de las cosas que siempre me llaman la atención en estas pelÃculas de Serie B es que se toman en serio cosas que el resto de mortales vemos como absurdas. Este mago, por ejemplo, tiene congelados a los principales asesinos de la historia en un museo (junto a Einstein) y bueno, creo que no seguiré contando cosas de la trama, porque es para verla con la boca abierta.
Tiene ese encanto de las pelÃculas de los 80 en las que todo era posible, el vestuario era colorido y surrealista y cualquier cosa puede pasar. Los efectos especiales vistos desde los años que han transcurrido dan un poco de risa y en ocasiones no sabes si reir, o llorar, pero es la gracia que tienen estas pelÃculas. Hay que verlas como si estuviésemos en esos años, la perspectiva del tiempo no es grata con ellas.