El encargado

Elíseo es el encargado de un lujoso inmueble bonaerense desde hace tres décadas. Ahora, el consistorio proyecta construir una pileta en la azotea del edificio, lo cual supondrá derribar la caseta que ocupa Eliseo, despedirlo y contratar en su lugar una agencia de limpieza. Al frente del proyecto está uno de los vecinos, el jurista Zambrano.

La primera temporada de la serie, se plantea como una partida, en la que Eliseo, muy astutamente debe jugar sus cartas, de tal manera que cuando se lleve a cabo la votación, el número de votos a favor de la pileta sea inferior al número de votos en contra. En total son diecisiete vecinos los que van a votar.

Eliseo se aplica aquello de El fin justifica los medios. Ha de ganarse Eliseo la confianza, el voto, de los vecinos y para ellos será capaz de hacer casi cualquier cosa, manipulando a todos ellos, viejos, maduros o niños.

Si a veces los intérpretes son meras masas de carne que mueven los labios y profieren las palabras escritas en un guion, otras, como sucede aquí, actores como Guillermo Francella dan una lección continua acerca de en qué consiste interpretar. Francella se manifiesta muy versátil en todos los episodios, miente como un bellaco, se muestra servil, acera la mirada, espera la respuesta de su interlocutor y luego estalla en una carcajada. Maneja su rosto, y la expresividad del mismo con maestría.

En el edificio, ecosistema humano, hay una variada nómina de personas; hay un juez, una arquitecta, una médica, una psicóloga, un político, un exmilitar, una artista, jóvenes progres, etcétera. Hay una lucha de clases entre ricos y pobres. Eliseo pertenece a los pobres. Los ricos se toman lo de la conciencia social, es decir: ponerse en lugar de los otros, por lo general, más desfavorecidos, como una gracieta entre ellos.

El ritmo de la serie es frenético, la partida se libra capítulo a capítulo hasta la votación final. Un final que da pie a una segunda temporada que ya está en marcha.

La serie está disponible en Disney Plus.

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