Dirección: Kevin Lima.
PaÃs: USA.
Año: 2007.
Duración: 107 min.
Género: Comedia romántica, fantasÃa.
Interpretación: Amy Adams (Giselle), Patrick Dempsey (Robert Phillip), James Marsden (prÃncipe Edward), Timothy Spall (Nathaniel), Idina Menzel (Nancy), Rachel Covey (Morgan Phillip), Susan Sarandon (Narissa).
Guión: Bill Kelly.
Producción: Barry Josephson y Barry Sonnenfeld.
Música: Alan Menken.
FotografÃa: Don Burgess.
Montaje: Stephen A. Rotter y Gregory Perler.
Diseño de producción: Stuart Wurtzel.
Vestuario: Mona May.
A una determinada edad hay un género de pelÃculas que hasta la llegada de los hijos se abandonan. En un principio no pensaba ir a verla, pero luego dado que no tenÃa nada mejor que hacer y que el dÃa era uno de esos en los que apetece estar a buen recaudo, solazado por la tibieza que ofrece la calefacción, entré y la vi y he de decir que me satisfizo la experiencia audiovisual.
La pelÃcula estaba destinada a los más pequeños y adolescentes. La sala era un hervidero de niños de corta edad acompañados de sus progenitores, de niños mayores de la mano de otros más pequeños, de adolescentes femeninas que iban a gozar viendo en la gran pantalla al apuesto y popular actor Patrick Dempsey, avalado éste por el éxito arrollador (en la cadena cuatro) de AnatomÃa de Grey.
Se mezclan en la historia realidad y fantasÃa. Arranca como si de un dibujo animado al uso se tratara en el que una princesa tras recalar en los brazos de un apuesto prÃncipe azul precipitada desde la rama de un árbol decide contraer matrimonio con él. El dÃa del enlace la madre del joven, una pérfida y malévola reina la tira a un pozo, en el que la prometida no muere ahogada, sino que pasa a otra dimensión, bajo apariencia humana, resurgiendo en la ciudad de Nueva York, en una alcantarilla de las entrañas de la ciudad.
No estará sóla porque el prÃncipe, una ardilla y un ayudante de la reina irán tras ella. Lo mejor de la pelÃcula y lo que más soporizó a la chiquillerÃa es el tratamiento de la historia, su plantemiento filosófico, en el que se cuestionan los cuentos de hadas, de prÃncipes azules y finales felices y la vida real, plagada de encuentros y desengaños, traiciones y celos, prisas y agobios. La joven vestida de princesa, el dÃa de su advenimiento urbano es rescatada al caer de un alféizar por un apuesto caballero que vive con su hija de corta edad. Tras darle cobijo entre los tres surge una relación muy especial. Los dos polos opuestos se atraen, y si bien cada uno trata de llevar el ascua a su sardina; ella a ese mundo de fantasÃa donde todo es posible y donde el amor flota en el ambiente calando los corazones de amor fraternal, él más pesimista le expone su mundo abigarrado, complejo, los vericuetos del alma donde el amor, comprende una gama de matices y sentimientos encontrados, donde pronunciar un «te quiero» de verdad cuesta tanto como poner las cadenas al coches con el suelo nevado y helado. Es esa disyuntiva la que alimenta la trama por contraposición, por conjunción de contrarios y diferencia esta pelÃcula de otras ñoñerÃas similares.
Me ha gustado mucho la actriz que encarna a la princesa Giselle, Amy Adams que le aporta a su papel, la candidez, ingenuidad y bonhomÃa que podemos presumir en una princesa de cuento. El prÃncipe borda su papel de enamorado de corto recorrido y lento discernir. Dempsey resulta creÃble en esa tesitura amorosa, donde descubrir que el amor verdadero puede darse. Timothy Spall, soberbio como siempre, nos ofrece una buena gama de disfraces y una vis cómica apabullante. Por último Susan Sarandon es la reina con apariencia humana, de gesto encendido y maldad evidente, que pone la guinda a un elenco hábilmente seleccionado que da calidad a la pelÃcula trufada de momentos hilarantes y musicales con otros más proclives al humedecimiento del lagrimal, para poner la mordaza a la soledad y al desamparo.
Su visionado no les cambiará la vida, ni les hará querer u odiar más a sus parejas, pero les garantizo que esta pelÃcula balsámica les hará pasar un rato muy entretenido, donde desconectar por unas horas de los sangrientos telediarios y de las bestias demoniacos que engullen la realidad con fauces cariadas y mirada aviesa.
pedro gracias por tu comentarios. Un saludo. Spall está inmenso, es verdad.
La pelÃcula resultó un desastre.
Salvo Timothy Spall y la Sarandon, la actuación de los personajes es pésima.
La fotografÃa dejó mucho que desear y la historia insulsa y aburrida hasta para los más pequeños.
¡¿QUE LE PASÓ A WALT DISNEY ? !!!!!!!!!!!!!