Dirección: André Téchiné.
Países: Francia y Reino Unido.
Año: 2003.
Duración: 95 min.
Género: Drama.
Interpretación: Emmanuelle Béart (Odile), Gaspard Ulliel (Yvan), Grégoire Leprince-Ringuet (Philippe), Clémence Meyer (Cathy), Jean Fornerod (Georges), Samuel Labarthe (Robert), Éric Krekenmayer (Oficial), Nicholas Mead (Soldado herido), Robert Elliot (Gendarme joven), Nigel Hollidge (Refugiado).
Guión: André Téchiné y Gilles Taurand; basado en la novela «Le garçon aux yeux gris» de Gilles Perrault.
Producción: Jean-Pierre Ramsay Levi.
Música: Philippe Sarde.
Fotografía: Agnés Godard.
Montaje: Martine Giordano.
Dirección artística: Zé Branco
El comienzo de La Segunda Guerra Mundial es el telón de fondo en el que se desarrolla la historia, la cual tiene lugar en Francia. Un grupo de personas huye de la capital cuando son tiroteados desde el aire por un avión alemán. En el grupo va Odile con sus hijos Philippe y Cathy. Les ayudará Yvan. Los cuatro juntos dejan a los muertos en la carretera y buscarán refugio en un bosque próximo. Yvan, del que nada sabemos, es un joven de 17 años muy espabilado que sabe sacarse las castañas del fuego y no tiene problemas para encontrar alimento, ya sean peces o conejos, a pesar del riesgo que ello implica, pues los saqueos de las casas aparejan la pena capital.
Los cuatro se instalan en una bella casa abandonada perteneciente a unos músicos, a la que Yvan accede por una ventana de la tercera planta mostrando sus habilidades trepadoras.
Odile sufre la carga de verse sola con sus hijos, sin ningún adulto cerca y con la presencia de Yvan, la cual le incomoda.
La guerra al fin y a la postre no juega un papel determinante en la historia, sino que una vez instalados en su provisional hogar acondicionan su vida a sus nuevos quehaceres y vamos viendo como se adaptan al medio al tiempo que Yvan va abriéndose pero mostrando siempre un lado oscuro que no está dispuesto a alumbrar. Los hijos de Odile congenian bien con Yvan. No desvelo el dramático final para no chafar la historia.
Fugitivos es una película de muy pocos personajes. Casi toda la historia se sucede en una casa con los cuatro protagonistas y un par de soldados en las postrimerías que añadirán las dosis suficientes de misterio e intriga a la historia.
Emmanuelle Béart (sigue guapísima a sus 44 años) está muy bien como Odile dando vida a esa mujer reconcentrada y sufridora que muestra una gran contención en todo momento, incluso en los momentazos sexuales.
Gaspard Ulliel como Yvan está soberbio. Luego mostró su saber hacer en Hannibal el origen del mal. Los hijos en especial el mayor, Philippe me ha gustado y le saco parecido a Daniel Auteuil.
La historia es menor, una anécdota dentro de la gran tragedia que fue la guerra. Permite pasar una hora y media entretenida sin jartarnos de ver sangre ni violencia gratuita, con un ritmo fluído que no traba la historia en ningún momento.
Se intercalan imágenes en blanco y negro de edificios en ruinas, explosiones y gente huyendo, lo cual contrasta con la vida de los protagonistas, los cuales a pesar de sus pesares, tienen un techo, alimento y una paz espiritual que para sí quisieran muchos de los damnificados por la Guerra.