Ha nacido una estrella (1937) crítica película

Ha nacido una estrella cartel película TITULO ORIGINAL A Star is Born
AÑO 1937
DURACIÓN 111 min.
PAÍS :USA
DIRECTOR William A. Wellman
GUIÓN Dorothy Parker, Alan Campbell, Robert Carson (Argumento: William A. Wellman & Robert Carson)
MÚSICA Max Steiner
FOTOGRAFÍA W. Howard Green
REPARTO Fredric March, Janet Gaynor, Adolphe Menjou, May Robson, Andy Devine, Lionel Stander, Franklin Pangborn, Owen Moore, Peggy Wood
PRODUCTORA Productor: David O. Selznick

Tras ver esta película de 1937 lo primero que pienso es que el cine no ha evolucionado tanto estos 70 años. Claro que ahora los efectos especiales son brillantes, que muchas películas se ruedan frente a pantallas azules, que lo digital es el no va más y que los presupuestos de algunas películas son astronómicas, pero a menudo el resultados suele ser un fiasco. Se ruedan muchas películas, demasiadas, no sé si hay público para tantas habida cuenta de que mucha gente va una vez al cine al año e internet permite acceder de modo gratuito a películas de estreno y más antiguas.

El caso es que Ha nacido una estrella es una película estupenda, donde brilla un guión inteligente, que define bien los personajes, que tiene secuencias inolvidables como la del galán sumergiéndose en el mar, dejando la vía libre para que su mujer cumpla su sueño.

Los diálogos destilan ironía, sarcasmo, mala uva. No hay esa ñoñería hoy tan característica en ese cine políticamente correcto donde las personas parecen guiñoles estúpidos. Hay discusiones, broncas, adición al alcohol, sueños rotos y muerte, sangre, sudor y lágrimas. Personas de una pieza, como el de la abuela, que sabe lo que implica ir detrás de un sueño, pero en lugar de dejarse vencer, apela por tirar hacia delante por no renunciar a un sueño, porque eso es lo que hace grandes a las personas, en lugar de esconder el bulto y pasar la vida lamentándose.

El título ya hace mención a la estrella que quiere ser tal, que deja su hogar para trasladarse a Hollywood con el sueño de ser actriz. Y por casualidades de la vida lo consigue y además un galán se enamora de ella, y ella de él, y así comienza a trabajar, su nombre (Vicky Lester) suena entre el público e incluso gana una estatuilla dorada. Pero a menudo en una pareja cuando los dos son populares y famosos hay una batalla de egos en sordina y los éxitos de uno acentúan los fracasos del otro, así que cuanto más triunfa Vicky más se ahonda su galán en las arenas movedizas etílicas en las que se mueve.

Además de su tono cómico hay lugar para el drama y como no para el amor, para renunciar a todo por esa persona a la que amamos (una declaración de principios en toda regla que no requiere de puestas de sol almibaradas ni palabras aterciopeladas).

Permite la película hacernos una idea de cómo era Hollywood en los años 40, el papel que jugaban las productoras, la prensa escrita y sus críticos, las star-system, y un público que tan pronto ensalza como denosta a los que en pantalla, olvidando a menudo que son personas de carne y hueso como ellos.

Nuestra puntuación

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