El guionista Drew Pearce dirige esta película en la que nos sitúa en un futuro al parecer no muy lejano, en 2028, en el que las calles de Los Ángeles se convierten en continúas algaradas contra el sistema, donde escasea el agua, en el que hay un hotel, el Hotel Artemis convertido en un hospital para delincuentes, al que llegarán unos atracadores, un par de ellos, con la idea de ser atendidos.
Hay una enfermera, Jean, interpretada por Jodie Foster, que atiende a los enfermos sin ningún tipo de cortapisa moral. O eso cree ella. Jean perdió a su hijo de una sobredosis y ese sentimiento la reconcome día y noche. Cuando descubra la verdad, habrá lugar su renacimiento. Casi toda la película transcurre en el interior del hotel, al que acuden toda suerte de personajes, siendo su presencia episódica, incluso la de El lobo, el propietario de ese tinglado, a quién le han robado los delincuentes alojados en el hotel. La cinta se presenta muy deslavazada, roma, con muy escaso mordiente ni atractivo, en el que todos los personajes son de cartón piedra y salvo alguna escena de acción a lo Old Boy cunde el sopor. El marco futurista nada aporta a la historia y si se salva por los pelos y obtiene un aprobado raspado es gracias a Jodie Foster, que incluso es capaz de brillar, aunque sea con una luz tenue, en una cinta como esta.
Es una de estas películas que a pesar de ser muy mediocre aparecen por ahí como de lo mejorcito para ver en Amazon Prime.