Película: Insensibles. Dirección: Juan Carlos Medina. Países: España, Francia y Portugal. Año: 2013. Duración: 105 min. Género: Thriller, terror. Interpretación: Àlex Brendemühl (David), Juan Diego (Adán Martel), Félix Gómez (Adán Martel, de joven), Bea Segura (Magdalena), Tómas Lemarquis (Berkano), Derek de Lint (Dr. Holzmann), Ramon Fonserè (Dr. Carcedo), Silvia Bel (Judith), Lluís Soler (Iván Barkos), Irene Montalà (Anaïs). Guion: Juan Carlos Medina y Luiso Berdejo. Producción: Adolfo Blanco, Miguel Ángel Faura, François Cognard, Antoine Simkine y Luís Galvão Teles. Música: Johan Söderqvist. Fotografía: Alejandro Martínez. Montaje: Pedro Ribeiro. Dirección artística: Íñigo Navarro. Vestuario: Ariadna Papió
La Guerra civil española fue horrible. Una sima de la crueldad y violencia desmedida. Antes, durante y después de la guerra. A fin de superar todo aquello, casi todo el mundo hizo una labor de amnesia colectiva, para no remover el pasado y abrazarse con ganas al presente y al futuro. Porque quizás la única manera de no dejarse llevar por el rencor, el odio y el ánimo de venganza era mirar al frente.
David (un esforzado y eficaz Alex Brendemühl) que es un cirujano de éxito, sufre un accidente de coche cuando va con su compañera sentimental, que está embarazada de seis meses. Ella muere. El feto irá a una incubadora.
Si David quiere sobrevivir necesita un transplante de medula de sus padres.
Como ya sabemos que el robo de recién nacidos también tuvo lugar en nuestro país, a pesar de que muchas monjas que estaban en el ajo, decidieron irse a la tumba, guardando sus secretos, en la creencia, se entiende, de que quitar un hijo a un comunista y dárselo a un fascista era lo que Dios quería, David descubre entonces que sus padres no son biológicos, y emprende una investigación para llegar hasta ellos.
Esta búsqueda le lleva a David a remover ese pasado, porque su padre, Adán, fue uno de los mandos franquistas más destacados en la zona, el confesor, aquel que arrancaba palabras, pelos, uñas, dedos, órganos, erradicando así el mal rojo de la faz de la tierra.
A su vez vamos viendo como a mediados de los años treinta en un pueblo de montaña próximo a Canfranc, unos niños sufren un mal desconocido, una rara enfermedad, por la cual no son capaces de sentir dolor, lo que les lleva a mutilarse y a ser recluidos por las instituciones sanitarias. Uno de esos niños, luego adolescente y finalmente adulto, tendrá mucho que ver con David.
No faltan las escenas violentas y sanguinolentas, el ambiente es tétrico, algo habitual en producciones similares. La película resulta un tanto descompensada a partir de la mitad, cuando tiene lugar el entente entre padre e hijo, con un Juan Diego, apergaminado y paródico. Tampoco me han gustado las escenas del final, donde se mezcla lo real con lo fantástico, para brindarnos un final acertado, por lo poco esperado.
Insensibles supone el debut en la dirección de largometrajes del cortometrajista Juan Carlos Medina.