Seguimos recordando escenas curiosas en las ceremonias de los Oscar.
Si ya hemos visto besos apasionados y discursos interminables, hoy vamos a centrarnos en un aspecto completamente distinto.
Hace unos meses nos encontramos con la triste noticia del fallecimiento de Jack Palance, uno de los mejores malos que nos ha dado el cine. Él es el protagonista de la anécdota de hoy, ya que en 1992, cuando recogió el premio como Mejor Actor Secundario por Cowboys de Ciudad, con sus setenta y tantos años a cuestas, se empeñó en demostrar que aún estaba en forma y se marcó unas flexiones con un sólo brazo en el escenario que algunos no las hemos hecho ni con 20 años.
Pero las excentricidades de este hombre han hecho que la anécdota en los Oscar tenga una segunda parte, porque existe un rumor generalizado, una leyenda urbana que dice que al año siguiente, 1993, cuando le tocó a él entregar el Oscar, por un error, provocado por su exceso de embriaguez, leyó como ganadora a Marisa Tomei, cuando ella no era la que había ganado el premio realmente.
Lo cierto es que su interpretación en Mi Primo Vinny no era gran cosa, quizás ni para estar nominada, por eso al además llevarse el premio todo el mundo se quedó sorprendido. La cosa nunca se ha acabado de aclarar, pero la Tomei se llevó la estatuilla a casa y punto. ¿Sería sólo por estar la última en la lista? Desde luego una cosa es clara, el resto de la carrera de Marisa Tomei le da la razón a los que apoyan una de las 2 teorías…