Nacionalidad USA
Duración 170 m.
Dirección Terrence Malick
Intérpretes Sean Penn (Sargento Edward Welsh) Adrien Brody (Cabo Fife) James Caviezel (Soldado Witt) Ben Chaplin (Soldado Bell) Woody Harrelson (Sargento Keck)
Guión Terrence Malick
Fotografía John Toll
Música Hans Zimmer
Montaje Leslie Jones Saar Klein Billy Weber
Malick, es un director que hace una película cada mil años. Hacía 24 años que no rodaba una película desde la anterior que hizo Malas tierras. Entre esta que ahora comento que data de 1998 y la nueva que ha estrenado El nuevo mundo han transcurrido siete años, eso no implica una relación proporcional entre la demora en hacerla y la calidad de la película, pero no nos vayamos por las nubes y comencemos.
Es complicado describir una película inmensa. La historia en síntesis lo que cuenta es que durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía Charlie tiene la misión de participar en la batalla de Guadalcanal. El grupo de hombres que la conforman se enfrentan sin piedad a los japoneses, pero también a sus propios miedos, traumas y complejos.
Empieza la película en plan filosófico con dos soldados americanos bajo unos árboles reflexionando sobre la maldad humana en una isla del pacífico idílica.
Luego estos soldados son conminados a tomar una posición en una isla del Pacífico, y como en toda guerra hay bajas físicas y morales, muertos americanos y japoneses.
Acostumbrados a Rambos, Chuck norris, Steven seagal y demás personajes de la camorra cinéfila , sorprende una película como esta, en donde los actores son capaces de hablar y de comunicarse entre si.
Qué decir de Nolte, de Koteas, de Sean Penn , o de Jim Caveziel con esa mirada, esa expresión atemporal, logrando cada uno de ellos unas jugosas interpretaciones.
Son soldados, de acuerdo, pero están asustados, saben que su vida está en juego , que el metal corre mucho y que ellos no son nada ante ametralladoras camufladas en bunkers, y de ahí sus rostros compungidos ante la pulsión de la muerte.
Las discursiones entre Nolte, y su subordinado Elias koteas, son geniales, cuando el subordinado se niega a obedecer una orden , que supondrá la muerte inexorable de sus soldados, de sus hijos, como el los llama, porqué lo son, porque son seres humanos que al morir dejan dolor en sus seres queridos, por mucho que ahora se les califique cinicamente como daños colaterales.
Las charlas entre el soldado insumiso que no quiere causar dolor a nadie, y sean penn y que acaba de camillero con unos ojos que reflejan su infinita tristeza ante tanto horror injustificado.
La fotografía es excelente, obra de John Toll, ganador de sendos Oscar por Leyendas de pasión y Braveheart.
Se basa en una novela de James Jones, y se hizo una pelicula previa llamada «El ataque duró siete días«.
Escenas en las que aparecen las cartas de amor, el recuerdo de los seres queridos, el enfrentamiento a las decisiones de los superiores, esa vulnerabilidad humana, ese echar para adelante sin demasiado convicción, esa materia humana pura y corrompida, angelical y demoniaca, junto a esa guerra que exterioriza los demonios de cada uno, le confieren un aura poética, que acaba hipnotizándonos. Y la música sublime obra de Hans Zimmer es la guinda.
La delgada línea roja Página oficial | IMDB
«¿Cómo seria saber que tu siguiente suspiro será el último?»
Después de las influyentes y estupendas películas como fueron «Malas tierras» y «Dias de cielo», Terence Malik, desapareció del mapa sin dejar rastro, pero a finales de los noventa regresó de la misma forma que se habia ido, es decir repentinamente, y para deleitarnos ni más ni menos, que con una película de género bélico sacada de una novela de James Jones. Y contándonos la odisea de un grupo de marines norteamericanos, luchando contra los japoneses en plena Segunda Guerra Mundial, allá en Guadalcanal.
La verdad, para mi esta película es verdaderamente genial, y en donde Malick trata el significado de la guerra desde el lado más profundo de un hombre.
Yo creo que desde «Senderos de gloria», no se había tratado tan contundentemente el anti-belicísmo, como aquí lo trata Malick. Con unos personajes todos realmente creibles, aportando en su desarrollo el destino que les espera al final. Es cierto que a veces parece que va un poco lenta, demasiado pausada, pero es que de eso se trata de hacer poesia con las imágenes.
Cuenta con una extraordinaria fotografía en color obra de John Toll «El último samurai», y con una genial banda sonora del mundialmente famoso Hans Zimmer. Sensacional reparto de actores, empezando por Elias Kotea, como ese sensato capitán, y con Nick Nolte, dando vida a ese duro y ambicioso coronel, y que decir tanto de Sean Penn, como de James Caviezel, dando un ejercicio sobrecogedor, impagables todos, de verdad.
En fin, una portentosa película, que aunque no tiene ni principio ni final (cosa natural en este tipo de historias), es tremendamente realísta, y que merece muy mucho la pena de verla, porque no es una película bélica cualquiera.