Dirección: Len Wiseman.
Reparto: Bruce Willis (John McClane), Timothy Olyphant (Thomas Gabriel), Justin Long (Matt Farrell), Maggie Q (Mai), Cliff Curtis (Bowman), Mary Elizabeth Winstead (Lucy McClane), Cyril Raffaelli (Rand), Kevin Smith (Frederick Kaludis).
Guión: Mark Bomback; basado en un argumento de Mark Bomback y David Marconi; sobre el artículo «A farewell to arms» de John Carlin.
Producción: Michael Fottrell.
Música: Marco Beltrami.
Fotografía: Simon Duggan.
Montaje: Nicolas de Toth.
Diseño de producción: Patrick Tatopoulos.
Vestuario: Denise Wingate.
USA 2007
Lo del 4.0 no sé a qué viene, supongo que serán las reminiscencias informáticas que han metido en el argumento, que alguno de los creativos que se ponen a disposición de estas superproducciones habrá pensado que es guay.
Sólo espero que no haya sido el mismo que decidió traducir la primera parte como La Jungla de Cristal, una errática traducción que han tenido que ir arrastrando durante toda la serie, hasta que al final en esta cuarta entrega han decidido acortar y dejar sólo en La Jungla. Les está bien empleado, por listos, ya que aquella primera parte hacía referencia supuestamente al edificio con tanto cristal en que se quedaba encerrado McClane con los secuestradores, pero en el resto de las películas no pegaba nada.
En fin, lo que si se ha mantenido en todas ellas, y también por supuesto en esta cuarta, es la trama del argumento. McClane, un personaje que ya ha dejado su huella en la historia del cine, sigue siendo un poli que se basta y se sobra para luchar el sólo contra el mundo entero, si hace falta. No se busca los problemas, pero una vez se ve metido en ello y cuando el caso se convierte en algo personal, se encarga de resolverlo, por las buenas o por las malas. Y nunca puede por las buenas.
Aquí se repite la historia. Cuando va a recoger a un posible implicado en un caso, la casa del chico es atacada estando McClane dentro, por lo que tiene que huir con él. Los ataques al sistema informático y de comunicaciones del gobierno que suceden a continuación están relacionados con la trama en la que el chico estaba implicado, así que McClane, sin quererlo, se ve también metido en el ajo y tiene que salvar no sólo la vida del chico, sino también la suya propia.
Como no, el jefe de los malos tiene poder absoluto sobre los datos de todas las personas, así que tarda poco en descubrir el posible punto débil de McLane, su hija, a la que secuestra en un visto y no visto, para usarla como objeto de chantaje con el policía. A raíz de ahí, si él ya estaba decidido a salvar al mundo de este despiadado, se lo toma todavía más en serio, le han tocado la fibra sensible y la cosa ya no tiene vuelta atrás.
La Jungla 4.0 es digna sucesora de las partes anteriores. La acción y las escenas espectaculares están muy bien llevadas y las hay en buen número. Quizás la final del caza está llevada demasiado al extremo y es poco creíble o aquella en la que tira un helicóptero lanzando un coche contra un pilar para que salga volando y lo derribe, están fuera de toda lógica, pero así es este héroe, imprevisible y eficaz, muy eficaz en todo lo que empieza.
Ese héroe es, como no, Bruce Willis. Este es el personaje que le lanzó definitivamente a la fama como héroe de acción, tras ser ya conocido como cómico con la serie Luz de Luna, en la que compartía protagonismo con una Cybill Shepherd que se vino a menos.
Hace ya 12 años de la tercera parte de La Jungla y 19 de la primera, y Willis, aunque con menos pelo, sigue estando creíble metiéndose en el personaje del duro de matar John McClane. De momento no le veo una superestrella a su compañero de andanzas, Justin Long, aunque tiene varias producciones en cartera. Lo mismo digo de la que interpreta a su hija, Mary Elizabeth Winstead que, eso sí, luce de maravilla.
La que también luce allí donde aparezca es Maggie Q, la chinita a la que le gusta dar patadas, como dice McLane. Revisando la biografía de esta actriz, veo que es nacida en Hawai y su padre, un polaco-irlandés conoció a su madre en la guerra de Vietnam, ella es de ese país. Antes de ser conocida en occidente, ya era una estrella de artes marciales gracias a las películas que realizó en Hong Kong.
Uno de los secundarios que a mi me ha gustado y que hace gala de todo su “frikismo” es Kevin Smith, interpretando a ese gurú del pirateo, el Brujo, con la casa llena de figurillas de coleccionista y demás utensilios, que tiene hecha de su habitación un “centro de mando”. Aparte de todo lo que se puede ver en las escenas en las que aparece, hay otro detalle curioso. En los créditos iniciales aparece su nombre, Kevin Smith, pero por un momento la m se difumina quedando su apellido en Sith… todo un homenaje para un fan de La Guerra de las Galaxias como él, además de ser una buena referencia al personaje que interpreta.
Siguiendo con las curiosidades. Hace unos meses, mi compañero Dave os contaba algo sucedido en un episodio de Jericó. Concretamente era en el 5º episodio, donde aparecía una ip que pertenecía a unos rangos imposibles, que cantaba mucho. En esta película han aprendido de esos errores y aparecen unas cuantas ips en las pantallas de los ordenadores y hay que decir que todas ellas existen, pero (porque siempre hay un pero) se han cuidado mucho en que sean de los rangos reservados para ips locales, por lo que así se cubren las espaldas. Las 2 que he llegado a ver yo son 172.16.55.103 y 10.252.27.112. A pesar de todo hay una que se les ha colado: 202.218.154.52 que pertenece a una empresa japonesa: FIRSTSERVER INC. ¿Habrá sido a propósito?
Otra curiosidad más para acabar es que algunas de las escenas de los atascos en las calles no les hizo falta rodarlas, las cogieron de las que ya estaban rodadas y no se usaron en el montaje final de The Italian Job.
No creo que La Jungla 4.0 decepcione a nadie, porque da todo lo que ofrece y lo que se puede esperar de ella, así que, ármense de palomitas y disfruten de McClane haciendo de las suyas, porque puede ser la última… ¿o tal vez no?
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