Por enésima vez le he dado una oportunidad a M. Night Shyamalan y he vuelto al cine a ver una de sus pelÃculas. Lo cierto es que tras ver el trailer en otro cine, me dio la impresión de que iba a ver algo diferente a lo que guÃa sus historias.
Esperaba una pelÃcula sin giros que intentan que lo anodina que ha sido hasta ahora la trama cobre un nuevo sentido, que los personajes no tengan ese vacÃo que los aplana y, por Dios, que no salga él haciendo algo más que un cameo.
Pero no ha podido ser. El giro de la historia se da a 5 minutos del comienzo en vez de a 5 del final, donde sÃ, hay otro nuevo giro que en realidad no afecta al transcurrir de los hechos. Pero los personajes siguen siendo insulsos, el Deus ex machina sigue haciendo acto de presencia y sÃ, él vuelve a aparecer en un personaje con un rato de diálogo para alimentar su… no sé si ego o ganas de fastidiar al espectador.
No destripo nada si cuento de qué va la historia, porque el trailer ya se encarga de hacerlo. Cooper es un padre que quiere ser guay y lleva a su hija Riley al concierto de Lady Raven, la artista de moda por la que todas las jóvenes se pirran. Pero, ¡bomba! resulta que Cooper es en realidad un asesino en serie que está aterrorizando a toda la región con sus asesinatos y el concierto es una trampa que ha organizado la policÃa para atraparle.
Asà que Cooper, en la boca del lobo, tendrá que ingeniárselas para seguir pareciéndole guay a su hija pero escapar de la encerrona en que le han metido. Todo cogido con pinzas, porque, ¿cómo sabe la policÃa que va a ir al concierto? Bueno, eso os lo dejo como sorpresa porque al final se revela.
Cooper va saliendo al paso en los momentos crÃticos de las formas más increÃbles (véase el ya dicho Deus ex machina) una y otra vez hasta lograr salir del estadio de la forma más inverosÃmil con la cantante como cómplice, un personaje absurdo que no tiene ninguna coherencia en su forma de actuar, tan pronto está asustada como parece valiente, se achanta o se envalentona, justo en los momentos en que al malo le viene bien.
Y es que la actriz que la interpreta es Saleka Shyamalan. ¿Será casualidad ese apellido? Pues no, como habréis adivinado es la hija del director, productor y guionista de la peli, que la ha hecho para el lucimiento personal de su niña y de paso lanzar su carrera musical, porque la vemos cantando y bailando un buen rato. Y que luego se echaran encima de SofÃa Coppola por su El Padrino III…
En fin, que a Saleka ya la hemos visto en otras pelÃculas de su padre antes, pero aquà tiene una relevancia excesiva y hay que decir que no es que deslumbre.
Aunque el verdadero protagonista, el que tiene más minutos para desgracia nuestra es Josh Hartnett. Si Tarantino ha relanzado las carreras de algunos actores y actrices venidos a menos, lo de Shyamalan es para acabar de humdirlas. A Hartnett hacÃa tiempo que no le veÃamos protagonizar algo que destacase. Pertenece a aquella joven generación que parecÃa que podÃa hacer algo allá por los finales de los 90, con The faculty o Las vÃrgenes suicidas pero se quedó en nada y no creo que ahora tenga más fácil resurgir, a pesar de haber participado en éxitos como Oppenheimer. Su interpretación, me parece también inconexa. Esos primeros planos de su sonrisa y su forma de hablar extraña no sé si quieren hacer que lo veamos como un psicópata, pero lo hacen parecen bastante sobreactuado y para nada creÃble.
Intento buscar algo bueno de la pelÃcula y sà que es cierto que, como siempre le pasa a Shyamalan, la trama se inicia bien, hay algún momento en que la tensión está muy bien conseguida, pero todo se va diluyendo con momentos sin sentido, bajada de la intensidad, y un final que parece que tenÃa pensado antes de escribir la historia, pero se pierde cuando quiere llegar.
Y por cierto, ¿porqué este tÃtulo que ya tuvo una pelÃcula de Sean Connery y Catherine Zeta-Jones? Cierto que en la versión original eran diferentes, pero en la traducción al español lo han fusilado sin piedad. Un caso más de los extraños tÃtulos traducidos de pelÃculas en España para la nave del misterio.
En fin, que otra vez Shyamalan nos marea con sus giros, resulta perdido en la mitad de la trama y nos plantea una historia que no se la cree nadie. Pero ahà sigue, algo tendrá. Yo no se lo veo.