Director: David de Vries
Guionista: David de Vries
Genero: Documental
Año: 2008
Life after people, La vida después de los humanos, es un documental de History Channel que con un tono efectista, de corte videoclipero y bastante infografía digital aborda la siguiente pregunta: ¿cómo puede ser la vida en la tierra una vez que la raza humana desaparezca?, si esta contingencia llega a suceder.
Pripjat es una ciudad Ucraniana que permite hacerse una idea de por donde irán los tiros, dado que tras la fuga de Chernobyl todos sus habitantes fueron desalojados y hoy es una ciuda fantasma, sin rastro humano.
Está claro que si desaperece el hombre, la naturaleza recuperará lo que es suyo, que la vegetación recubrirá las carreteras y las fachadas de los edificios hasta desaparecer, que ciertos animales de compañía morirán de hambre o en las garras de otros animales, y que la vida salvaje seguirá su rumbo, de igual manera que antes de que surgiera el hombre sobre la faz de la tierra y contaminara tierra, mar y aire.
Adopta un toque sensiblero cuando se describe cómo era la vida en la ciudad de Pripjat antes de la radiación nuclear en Chernobyl. Es desolador ver la ciudad, pero lo mismo sucede cuando se decide vaciar un pueblo para hacer un embalse, o cuando los lugareños lo abandonan porque no hay nada que hacer allí y la subsistencia es imposible (leer la Lluvia amarilla de Julio Llamazares). Y siempre son deciones humanas.
Los investigadores, ingenieros y científicos que hablan son en mayoría americanos, y el documental resulta un tanto localista, porque salvo Roma y París, continentes como Australia o África parece no existieran. En el afán de divulgar y llegar a todos los públicos se adopta un enfoque superficial a más no poder, donde todo resulta vago.
Se estructura el documental con imágenes recreadas por ordenador de cómo quedarían las ciudades después de 5 días, 10 días, un año, 5, 25, 50, 500, hasta 10.000 años después de desaparecer el hombre y no hay grandes diferencias entre los periodos, salvo
que la naturaleza sigue su curso natural y cada vez hay más vegetación y menos rastros de nuestra civilización.
Hay ciertas afirmaciones que parecen perogrulladas, lo digo porque está claro que Amsterdam desparecerá bajo las aguas, al igual que Venecia pero no porque el hombre no esté, sino con él vivito y coleando (y esto es más preocupante), si los polos se siguen deshelando y subiendo el nivel de las aguas. Toda vez que el humano no pueda llevar a cabo medidas correctoras, los ríos recuperaran su curso natural, los animales caminarán por esas carreteras que antes les cortaban el peso (basta ver la cantidad de animales muertos que se ven en las carreteras cada día), las presas dejarán libre el agua que inundará las tierras.
Buscándole un enfoque más radical, ademas de preocuparnos por la suerte de los escarabajos tras desaparecer nosotros, sería mucho más interesante saber que beneficios obtendría nuestro planeta, tras la desaparición de los humanos, en cuanto a la calidad ambiental.
Aunque el documental parece mas empeñado en afirmar que si se conservan las grandes obras de la humanidad durante estos milenios es porque el hombre ha llevado a cabo labores de mantenimiento, restauración y rehabilitación, me pregunto si al escarabajo pelotero le importa lo más mínimo que el Colisseo o las Pirámides de Egipto sigan en pie o no, cuando desaparezcamos.
Lo más paradójico del caso es que al contrario del legado que dejaron los Egipcios con su escritura en la piedra, en nuestra era de la información el almacenamiento de la información en soporte digital implica que en décadas o siglos no quedará nada de nuestro acervo digital, siendo todo pasto del olvido.
Al fin y al cabo como acaba el documental, nuestro planeta tiene 4,5 billones de años de antigüedad, así que si en 10.000 años no queda nada de nosotros, nuestro paso por la tierra, sera un leve apunte, medio segundo en la historia del planeta.