He de reconocer que me ha costado tiempo decidirme a ver esta miniserie. He estado con el mando en la mano y el cartel de la serie a la espera de ser la elegida, y después de unos meses me he decidido.
No me parecÃa el ajedrez suficiente argumento para dotar a una serie de la acción suficiente para no quedarte dormido viéndola después de una comida dominguera o una cena entre semana.
Pero Gambito de dama tiene al ajedrez como un McGuffin para llevarnos de paseo de la mano de la protagonista y contarnos su historia. Una historia que la mirada y la pausada gracilidad de la figura de Any Taylor-Joy sabe llevar de maravilla.
No, no es una serie de acción, aunque las partidas que se nos muestran y la exhaustiva preparación, sobre todo mental que requiere estar en la élite, sea el ajedrez o sea cualquier otra disciplina, nos transmiten la tensión del momento.
Pero es curioso como casi no se nos muestra ningún primer plano del tablero, lo solemos ver en transversal, sin fijarse realmente en él. No hay caÃdas en cámara lenta de los reyes al perder la partida, como podrÃa tener tentación de hacer algún director efecista. De hecho, el movimiento que da tÃtulo a la serie, y que se nombra en alguna partida, no se explica en ningún momento cómo se hace. Se nos da alguna referencia más, como la defensa siciliana y similares, pero no se explican en qué consiste y solo se hace referencia de refilón sobre ellas.
Si en vez de ajedrez la historia hubiera sido la del descubrimiento, inmersión y éxito de la protagonista en la Fórmula 1 o en la esgrima, hubiese ido por derroteros muy similares.
La historia en sà está basada en una novela escrita por Walter Tevis que tiene parte inspirada en su propia vida, pero la gran mayorÃa son hechos sucedidos a otros ajedrecistas a lo largo de los años. Se condensa todo en la protagonista, que además se convierte en novela y serie en una mujer, aunque algunos de los sucesos que se cuentan le pasaron a hombres anteriormente, también jóvenes como ella y de gran talento. Por ejemplo la parte de su duelo con los rusos recuerda mucho a la vida de Bobby Fisher, de la que hay pelÃculas y documentales varios.