Dirección: Felipe Vega.
Reparto: Adolfo Fernández (Daniel), Blanca Apilánez (Ana), Emma Vilarasau (Clara), Bárbara Lennie (Mónica), Alberto Ferreiro (David), Javier Albalá (Miguel).
Guión: Manuel Hidalgo y Felipe Vega.
Producción: Gerardo Herrero.
Fotografía: Alfonso Parra.
Montaje: Ángel Hernández Zoido.
Dirección artística: Sandra Frantz.
Vestuario: Carlos Calvo de Mora.
España 2006
El título de esta peli me plantea un par de dudas. Puede que sea una película de mujeres, las dos protagonistas lo son, pero el parque poca importancia tiene en la historia, salvo quizás que la reveladora escena final transcurre en un parque, pero como podía ser un chiringuito de playa. Es por eso por lo que el título, sí, es muy poético, pero no tiene mucho sentido.
Se nos cuenta un momento en la vida de una familia. El matrimonio está en los últimos tramos de un divorcio bien avenido. Él es un músico que el talento que derrocha al piano le falta a la hora de los sentimientos. Ella una mujer que sigue estando enamorada de él y por culpa de no saber despegarse de ese lastre ni vive su vida actual ni puede iniciar una nueva. La hija está en medio de esa situación, con un padre al que nunca ha entendido y con el que tiene poco trato y una madre con la vive y comparte miserias.
Todos los personajes se encuentran por uno u otro motivo embotellados en sus respectivas vidas, que se entrelazan pero son independientes. Los 3 están indecisos, sabiendo que están obligados a dar un paso en algún sentido pero sin saber hacia donde.
La película refleja estos sentimientos. A pesar de que la acción temporalmente se desarrolla en sólo unos pocos días, podemos adivinar el pasado de los 3 protagonistas y el resto de personajes secundarios, cómo y porqué están como están y casi adivinar el futuro que les espera.
Toda la acción es lineal, dando algunas pinceladas, algunos datos que hacen que la historia fluya hasta llegar a un giro final en una conversación entre padre e hija que desvela en gran parte el gran secreto de familia que sale a relucir en un momento muy delicado para ellos y cuyas consecuencias, buenas o malas, quedan a merced de nuestra imaginación. No se nos dan las facilidades de contarlo todo.
A la historia que se nos cuenta le falta fundamento para atraer el interés. La película está muy bien hecha, muy bien rodada, con buenas interpretaciones, pero no se produce la concatenación de causa efecto deseable para producir un verdadero interés. Van pasando las cosas, una tras otra y, por ejemplo, efectos como esa revelación final se dan muy poco en el resto de la película y ciertamente se echa en falta.
El artífice de todo ello es Felipe Vega, cuya anterior película, Nubes de Verano, ya comentamos también hace un tiempo.
El personaje del padre de familia, Daniel, es interpretado por Adolfo Fernández, un actor más conocido por la televisión y el teatro y al que no acabo de ver en el papel. No se le ven pintas de pianista y eso hace que sea la parte más floja de la película para mi gusto.
A su mujer la interpreta Blanca Apilánez, actriz de la que poco puedo contar (de sus películas sólo he visto Tapas), pero que hace un trabajo excelente. La hija es Bárbara Lennie, a quien ya se le auguraba un espléndido futuro desde Obaba (protagonista de nuestro primer post, al ser elegida por la Academia para los Oscar del 2006). Las dos mujeres son lo mejor de la peli, con su carácter taciturno, sus problemas con los hombres y con sus propias vidas en general.
Destacaría también la presencia en un pequeño papel de Javier Albalá, quizás importante para la forma en que las chicas están afrontando las cosas y haciendo valer sus buenas dotes como recitador, ya que la escena en sí carece de sentido. Ese sí que es un personaje fallido, que aparece de la nada y se marcha al país de nunca jamás como ha venido.
Más que una película, Mujeres en el Parque parece una obra de teatro. Las escenas se desarrollan en espacios pequeños, los diálogos tienen mucha importancia a la hora de desarrollar los personajes, pero la principal fuente son las interpretaciones. Es pasable, pero se queda en una de esas películas que te quedas que ni fu ni fa. Al final me he quedado que no sé si he perdido el tiempo viéndola o tengo que sacar algo en claro y sin embargo con un regustillo no del todo malo y la sensación de que las 2 actrices merecen la pena.
Como curiosidad, hay también un cameo del periodista, escritor y aquí guionista, Manuel Hidalgo, interpretando al despreciable redactor jefe que le ofrece un trabajo tan basura como realista al personaje de Mónica.
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