Corran a los cines ahora mismo a ver Nigthcrawler (merodeador nocturno), no pierdan el tiempo. La película es obra de Dan Gilroy, hasta el momento guionista de películas como The Fall. Con esta película Gilroy se ha salido del tiesto. Pocas películas, de las muchas que visiono, han conseguido tenerme tan absorto, tan subyugado, mezclando en mi interior algo intermedio entre la repulsa y la atracción, como Nightcrawler
Un resultado tan brillante es consecuencia de un magnífico guión y sobre todo de la magistral interpretación de Jake Gyllenhaal en la piel de Lou, un tipo avispado y antisocial que una noche mientras circula con su coche ve un accidente y al acercarse a hocicar descubrirá que grabar imágenes de gente agonizando, envuelta en llamas, tiroteada, mutilada, es un negocio que da dinero, que lo sangriento vende, porque hay millones de telespectadores que fijan su atención a la gran pantalla como mariposas en pos de la luz, cuando en sus pantallas huele a muerte, a sangre.
Dicho y hecho. Lou compra una cámara, sintoniza su radiofrecuencia con la de la policía, contrata a un chico al que paga cuatro duros y los dos juntos, pasan a ocupar su tiempo nocturno transitando las carreteras de Los Ángeles a la búsqueda de algún fatal desenlace.
La ambición desmedida de Lou se topa con la de Nina, quien dirige una cadena de televisión especializada en noticias lo más truculentas posibles. Cuando Nina descubre a Lou, siente que Dios le ha venido a ver, pues éste le muestra sus imágenes con regocijo, sin que todo aquello que le ofrece a Nina le suponga el menor cargo de conciencia, al revés, ya que en el dolor ajeno, ante un cuerpo muerto o agónico, Lou, como todo buen psicópata experimenta algo parecido al placer.
La historia de Lou va cada vez a más hasta un clímax glorioso. Lou y Nina muestran cada uno de ellos la enfermedad de nuestras sociedades modernas, donde a los crímenes, asesinatos, violaciones, accidentes de todo tipo, a manos de asesinos, violadores, criminales, se suman todos aquellos periodistas, presentadores, cámaras de televisión, o simples merodeadores, que tratan de sacar tajada de todo ello, contando con la complicidad del público, de la gente cómo tú y yo, creándose así un triángulo demoniaco y perfecto.
Nightcrawler es ya un película de culto, que espero y deseo no permanezca oculta.