Dirección: David Cronenberg.
Países: Reino Unido, Canadá y USA.
Año: 2007.
Duración:: 100´
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Viggo Mortensen (Nikolai Luzhin), Naomi Watts (Anna Khitrova), Vincent Cassel (Kirill), Armin Mueller-Stahl (Semyon), Sinéad Cusack (Helen), Jerzy Skolimowski (Stepan).
Guión: Steve Knight.
Producción: Paul Webster y Robert Lantos.Música: Howard Shore.
Fotografía: Peter Suschitzky.
Montaje: Ronald Sanders.
Diseño de producción: Carol Spier.
Vestuario: Denise Cronenberg
David Cronemberg con guión de Steve Night nos cuenta una truculenta historia que acontece en Londres, ciudad que por otra parte reconocemos únicamente porque vemos el Gherkin (el famoso pepino) y el puente sobre el Tamesis, dado que se rodó en escenarios que muestran la otra cara menos conocida de la luminosa Londres, donde las mafias rusas ventilan sus asuntos, sin escatimar sangre ni métodos violentos, seccionar los dedos de las víctimas por ejemplo para no dejar rastro al no haber huellas digitales. Coincidió el rodaje con la muerte en Londres del ex-espía ruso Litvinenko, asesinado con Polonio, pero en palabras del director, la mafia rusa presente en Londres no les dio ningún quebradero de cabeza durante el rodaje.
Empieza la película, con un tal Soyka, ruso, que es degollado en una barbería, en un ajuste de cuentas. En la siguiente secuencia una joven rusa, Tatiana, va a una farmacia a pedir ayuda, conducida después a un hospital, fallece mientras da a luz a su hija. La comadrona que trae al mundo a la recién nacida de nombre Anna, encuentra un cuaderno (mcguffin literario) entre las pertenencias de la difunta, que se lleva a su casa, donde sus tíos que son rusos, le echarán una mano con la traducción del diario.
Ese hecho trivial hace que Anna se sitúe en el punto de mira de la mafia, cuyo jerarca, Semyon se ofrece a hacer de traductor, toda vez, que al rebuscar en el cuaderno, Anna encontrase una tarjeta donde viene la dirección del restaurante que dirige Semyon. En el cuaderno se cuentan cosas horripilantes que en nada benefician a Semyon ni a su díscolo hijo Kirill, juerguista, bebedor y gay no confeso, en las antípodas del carácter analítico y severo de su progenitor. El trío lo completa, Nikolai, chofer de Kirijl, el cual va a asumiendo pequeños menesteres, pero el cual gracias a su determinación y firmeza en sus acciones irá escalando peldaños, hasta que le llegue la oportunidad de cruzar el umbral y acceder de lleno a la organización, mientras que va flirteando con Anna y dejándose querer por Kirill al que manipula a su antojo al saberse objeto del deseo de este.
A pesar de este planteamiento, la película no se convierte en una ristra choricera y sangrante de ejecuciones y violencia gratuita, a la mayor gloria de las mafias locales, sino que prima la austeridad visual, el golpe certero y contundente.
El ritmo es pausado, y pincelada a pincelada, el ocaso presente se perfila en todo su esplendor, con una realidad sangrante, descarnada y violenta, una violencia que por otra parte no busca el efectismo, sino que más bien repele y asusta.
La película aparentemente parece fácil de rodar (aunque Cronemberg afirma que le costó mucho mover a su equipo por la ciudad de Londres, dado que tenía que pedir multitud de permisos a las juntas vecinales), con pocos personajes, escasas localizaciones, casi todas en interiores o decorados (la escena del baño se hizo en uno), sin alocadas persecuciones, ni tiroteos, sino una violencia marcada por la crudeza. A pesar de esto, hay una secuencia (hecha sin dobles) de gran fisicidad que tiene lugar en un baño turco que pone los pelos de punta, por su perfecta ejecución, por la mezcla de lo grosteco y lo sexual, porque rara vez se ve algo así en pantalla, donde parece que lo que está sucediendo es real, y nos entran ganas de socorrer al actor y donde queda claro que matar a alguien, en una lucha cuerpo a cuerpo, no es tan fácil como nos hacen creer.
Cassel parece que sólo pudiera hacer papeles de canalla, que por otro lado se le dan muy bien, transfiriendo a sus ojos la intensidad, mala uva y apasionamiento visceral que precisa su personaje.
A Vigo lo veo más aquí que en su papel de Alatriste, como ese frío ejecutor, que a pesar de su fisonomía rocosa y pétrea, a pesar de ese corazón congelado, oculta algún as en la manga que lo redimirá a nuestros ojos, el cual sabedor de su papel en esta historia está dispuesto a un gran sacrificio, como da fe su rostro postrero, fijo, inalterado, propio del que ha vuelto del más allá y aquí ya todo le resulta indiferente.
Naomi Watts, es la que menos me ha gustado, quizá porque a pesar de la transformación que el cuaderno obrará en su vida, ya para siempre, no acabo de verla en el papel, viéndola vagar con su moto de aquí para allá, remendando su existencia con flecos ajenos, sin que sea capaz de transmitirme nada.
Al ver la película doblada nos perdemos esa labor interpretativa que se da al imitar un acento, como hicieron los actores, los cuales, hablaban en inglés con acento ruso, teniendo en cuenta que Cassel es francés, Mortensen americano, Armin Mueller-Stahl alemán.
Como dice el cartel publicitario de la película cada pecado deja una marca, es cierto, aquí se dan cita un puñado de perdedores, que juegan con cartas marcadas, mientras el destino les hace un corte de mangas y les envía postales, donde se lee varias veces la palabra felicidad, término que en todo caso estos desgraciados, pululantes por ambientes inhóspitos y acerados sólo conocen de oídas, porque a ellos les tocó perder, desde el mismo momento en que el doctor les dio unas palmaditas en el culo y rompieron a llorar. El maestro Cronemberg, imparte una lección de buen cine, donde demuestra lo fácil que parece sacar adelante una película, cuando los actores son de nivel y la historia se cuenta sola.
No le hago una reverencia porque no estoy para alardes, y a mi edad mis rodillas son dos bolsas de arroz inflado, pero de buena gana haría unas cuantas genuflexiones.
lo que mas me gusto fue naomi watts y Armin Muller, ela estuvo fantastica y hay una escena donde acude a la familia para pedirles ayuda que se te caen las medias