A medio camino entre el cortometraje y el largometraje, Pullman (pelÃcula disponible en Filmin) de Toni Bestard es un canto a la infancia. Dos niños que viven en un conjunto de apartamentos en Palma de Mallorca, vÃctimas de sus circunstancias, deciden pasar el dÃa juntos por la isla. Ambos son hijos de extranjeros, pero ya españoles. Ella, hija de una madre rumana. El niño de familia africana. Ella rubia, él, negro. Interpretados por Keba Diedhou y Alba Bonnin, como Daren y Nadia. Ambos aburridos pero con mucha imaginación, cogen el autobús y se dedican a deambular por la isla, que aquà se nos presenta nada glamurosa. A su encuentro salen prostitutas, pedófilos, drogodependientes, payasos alcoholizados… Recorren en un breve lapso de tiempo -que nos recordarÃa el Ulises de Joyce, el Sur de Antonio Soler– los centros comerciales, el armazón de edificios que quedaron sin edificar, paseos marÃtimos, playas, descampados. Ven a la policÃa recogiendo el atestado del último joven que haciendo balconing perdió la vida en ello, pero los niños ven todo y aprehenden la realidad de otro modo, su mirada no está viciada por prejuicios y asà vemos la isla desde otra perspectiva a través de sus ojos limpios, su alegrÃa, su inocencia, su imaginación, convertido todo para ellos en juego, no exento de cierto riesgo, como el experimentado cuando deambulan por los terrados de las azoteas, o cuando acecha el hambre que sufre Daren en su observancia y cumplimiento del Ramadán.
Son suficientes 70 minutos para que Toni Bestard nos cuente lo que quiere contarnos, con un resultado muy notable, con una pelÃcula contracorriente, que muestra la cara menos amable y publicitada de la ciudad. Debe haber otra forma de mirar. Pongamos que hablamos de Pullman.