Ahora sí, con este decimotercer episodio de la temporada llegamos al final de la misma y si la cosa no cambia, de la serie entera, ya que por ahora no está prevista su continuación. Pero esto ya lo he contado muchas veces, así que afrontemos el último episodio.
Éste se inicia, como es costumbre, con la infancia de alguno de los personajes, en este caso Lily y Vivian Charles, las tías de Charlotte. Ellas son las protagonistas del episodio.
Como homenaje a Charlotte acuden a un espectáculo acuático donde actúan sus antiguas máximas rivales, las “muñecas acuáticas”. Por desgracia una de ellas es engullida por un tiburón durante la actuación (así es esta serie). Ese es el caso de este episodio, demostrar que fue un sabotaje.
Además, después de esa inmensa pérdida, a las hermanas Charles, más conocidas como “las Adorables Sirenas” les ofrecen volver. Para meterse en los entresijos del circo, Emerson Cod, el pastelero Ned y la diminuta camarera Olive, se hacen pasar por su equipo de entrenadores para investigar el caso del asesinato, así que ya tenemos episodio original a la vista, y acuático, para más señas.
El episodio circula por los cauces habituales, pero termina con una apoteosis final digna de el mejor espectáculo de fuegos artificiales, dejando todo patas arribas ante una (supuesta) vuelta de la serie, porque no es un final…
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