Red de Mentiras (Body of Lies, 2008)

Dirección: Ridley Scott.
Reparto: Leonardo DiCaprio (Roger Ferris), Russell Crowe (Ed Hoffman), Mark Strong (Hani), Golshifteh Farahani (Aisha), Oscar Isaac (Bassam), Ali Suliman (Omar Sadiki), Alon Aboutboul (Al-Saleem), Vince Colosimo (Skip), Simon McBurney (Garland), Mehdi Nebbou (Nizar), Michael Gaston (Holiday), Kais Nashif (Mustafa Karami).
Guión: William Monahan; basado en la novela de David Ignatius.
Producción: Ridley Scott y Donald De Line.
Música: Marc Streitenfeld.
Fotografía: Alexander Witt.
Montaje: Pietro Scalia.
Diseño de producción: Arthur Max.
Vestuario: Janty Yates.
USA 2008

Tenía pendiente hablaros de esta película que vi hace ya unos días en el cine. En la misma sala había cierto personaje que esperaba escribiera sobre esta película, pero he podido comprobar que tiene el blog bastante abandonado y hace tiempo que no escribe nada. Una pena.

Hace poco os hablaba precisamente de Ridley Scott, director de esta película, por el próximo proyecto que se trae entre manos, su vuelta a la ciencia ficción. Es un director que en general ha hecho muy buenas pelis y a esta le sobra acción y tiene una trama muy interesante.

Es lo que vulgarmente se llama “una de espías” y me ha recordado mucho a Juego de Patriotas, por el tema de la tecnología empleada por los servicios secretos para saber todo lo que hacen sus enemigos literalmente como si estuvieran encima de ellos.

La acción se desarrolla en Oriente Medio, donde Leonardo DiCaprio está destinado. Se ve sometido por un lado a la tensión propia de la zona y los muchos terroristas que por allí andan y por otro por los burócratas que lo dirigen sentados en su despacho de Washington.

Uno de ellos, su jefe directo, es un Rusell Crowe gordinflón (el momento en que le llama gordo y lo tira de la silla es desternillante) que va a lo suyo y putea a DiCaprio varias veces y lo pone en evidencia otras tantas.

Oriente Medio, al qaeda, los servicios de espionaje de los diferentes países, el terrorismo, los atentados, la guerra,… todo ello son aspectos de la política y la sociedad actual que están a la orden del día en las noticias y que nos tocan muy de cerca.

Es por eso que esta película se hace interesante. Además lo cuenta de una manera sencilla de entender. La trama de mentiras de un lado y de otro para sobrevivir y presentar resultados a sus diferentes superiores se desarrolla delante de nuestros ojos con gran realismo. El pobre DiCaprio se lleva leches por todos lados mientras su jefe lleva una placentera y normal vida, eso sí, pegado al móvil y teniendo que coger de vez en cuando un avión para resolver in situ algún pequeño problema.

La moraleja es que mientras los designios del mundo los sigan llevado una pandilla de gordos sentados en sus despachos y mientras terroristas sigan pensando que un atentado suicida es un buen método de defender no sé qué causa, el mundo seguirá siendo la misma mierda que es actualmente. La religión seca los cerebros y consigue convertir a personas en meros títeres para alimentar las ansias de poder de sus dirigentes que supuestamente obran según la voluntad de un Dios que nunca ha tenido a bien dirigirse a ellos directamente. De cualquier forma, Crowe es para DiCaprio una especie de Dios que sí se dirige a él para decirle lo que tiene que hacer y consigue las mismas desastrosas consecuencias.

La película podría contar para los Oscars, pero no tiene hoy por hoy muchos apoyos, así que es fácil que los productores no la publiciten demasiado. Las interpretaciones están bien, pero no son para tanto. Me ha gustado mucho la ambientación. Parte de la película fue rodada en Marruecos. Hay un par de explosiones, atentados realizados por los terroristas, que también son espectaculares.

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