País: USA.
Año: 2006.
Duración: 105 min.
Género: Drama.
Interpretación: Samuel L. Jackson (Will Marsh), Jessica Biel (Vanessa Price), Christina Ricci (Sarah Schivino), Curtis «50 Cent» Jackson (Jamal Aiken), Chad Michael Murray (Jordan Owens), Brian Presley (Tommy Yates).
Guión: Mark Friedman; basado en un argumento de Mark Friedman e Irwin Winkler.
Producción: Irwin Winkler, George Furla, Avi Lerner y Rob Cowan.
Música: Stephen Endelman.
Fotografía: Tony Pierce-Roberts.
Montaje: Clayton Halsey.
Diseño de producción: Jonathan McKinstry y Warren Alan Young.
Vestuario: Karyn Wagner.
A los americanos les da igual la guerra que tengan entre manos, Vietnam, El golfo, Irak, para montar un producto destinado a loar las vidas de esos soldados, que no aspiran a ser héroes, si bien tienen la palabra en la boca todo el rato, que dispuestos a dar su vida por el país, embarcándase en misiones de las que muchas veces no vuelven, o si regresan lo hacen con las facultades mentales alteradas como es el caso, una vez en casa no se amoldan.
En esta ocasión el lugar es Irak. Un puñado de americanos, de los que fueron allí buscando las «armas de destrucción masiva», que no aparecieron, y se dedicaron entonces a «fomentar la democracia«, quitando del medio a Saddam, cuando deben realizar una misión de reparto de víveres en una aldea, son atacados por los iraquíes.
Impagable el niño que les pone la bomba para darnos a entender que el demonio iraquí también puede ser una núbil criatura. La soldado Vanessa Price, pierde un brazo. El médico que la atiende, Will, vuelva al hogar con los nervios a flor de piel. Jamal otro de los soldados viene con problemas en la espalda y su novia pasa de él al no soportar sus ataques de ira. Por último Tommy pierde a su mejor amigo en el frente y cuando vuelven lo han despedido de la armería en la que trabaja y encuentra trabajo en un cine.
Huelga decir que tras la invasión de Irak, el país se ha convertido en un semillero de terroristas de nuevo cuño y que las posiciones más suaves se han visto reforzadas hacia la belicosidad, en el empeño de echar al invasor, los americanos a la postre. Recomiendo encarecidamente leer Estados Fallidos, para hacernos una idea de lo que está pasando allí, cuando la luz de los focos se apagan cada noche.
Así que ese sueño que tiene uno de los soldados de que dentro de diez años, haya en Irak quien recuerde a los americanos como libertadores, no va a ser posible, pues en nada serán más de cien mil los iraquíes muertos, infinidad más que la cifra de los soldados americanos asesinados, pero ya se sabe que un americano muerto vale por cinco mil iraquíes y en todo caso si mueren civiles son daños colaterales, perfectamente asumibles por la retórica de la guerra.
La película desgraciadamente, en lugar de ahondar en la problemática de los que vuelven con contundencia y buen hacer, es una ristra de clichés, de personajes estereotipados, a los que un huero guión hace un flaco favor, con diálogos insustanciales y manidos, sin la menor hondura y pretensión que la de loar a estos soldados, que no tenían ni puta idea de donde estaba Irak antes de ser enviados allí, ni quien era Saddam, amigo íntimo del gobierno americano hasta mediados los noventa. Nada conocen tampoco de las sanciones impuestas a Saddam por el Gobierno Americano, cuando Saddam dejó de bailarles el agua, etc. Todo eso a los soldados se la pela. Ellos sacan el rifle y disparan. Pensar no va con ellos y con creer que van a salvar el mundo y que sin ellos todo se iría a la mierda les vale. Ya oímos ahora a Bush decir todos los días eso de «no podemos irnos de Irak» «no podemos dejarlos solos» «si los dejamos se matarán entre ellos», etc. Mientras sean los Americanos quienes disparan todo va bien. En el momento que tengan el asunto bien atado, se irán, toda vez que el petróleo quede a buenas manos y el gobierno resultante sea afín a los proyectos de futuro americanos. No olvidamos que las reservas petroleras de Irak lo convierten en un lugar estratégico. Si en lugar de petróleo Irak produjese pepinillos ya podían aniquilarse la población entre ellos o tener al mismísimo diablo de Presidente, que «el fomento de la democracia», el fin último de los «libertadores» se dirigiría a otros rincones del globo, más significativos.
Regreso al infierno, que traducida del título original, sería algo, como Hogar de los valientes, resulta aburrida de comienzo a fin, y nadie salva la papeleta, ni Jessica Biel, ni Samuel L. Jackson. A los familiares de los soldados muertos les vendrá la película como un bálsamo, como un reconocimiento a los hijos que perdieron en el frente, por una «causa noble», «al servicio de su país»..blablabla, pero para los que nos interesa seguir la política exterior americana y la gestión de los conflictos exteriores, que ellos organizan, poniendo y quitando gobiernos, armando a dictadores hasta los dientes o con golpes de estado soterrados, la película me ha resultado un producto reaccionario, pro-Bush, imposible de digerir, sin que me entren picorres, ante la sarta de sandeces que uno tiene que oír. A la única conclusión que uno llega después del visionado de «regreso al infierno» es que los soldados americanos son aún más mentecatos de lo que me creía.
La única voz crítica del papel de los EEUU en Irak, la expone el hijo del doctor Will, al que nos lo presentan como un joven malhumorado que se queja sin motivo, y cuya oposición a la guerra, es una pataleta infantil que enmascara el enfrentamiento que mantiene con su padre (el verdadero problema del joven, no la guerra), en esa edad en la que todos los hijos odian a sus progenitores, según nos dice Will.
Hola Gran Maori, encantando de saludarte. Tomo nota de la traduccíón del título y la modifico. Saludos.
Buenas, acabo de descubrir tu blog con sorpresa y alborozo. Se que mi opinion no importara demasiado, total, acabamos de conocernos, pero me esta gustando.
Solo una puntualizacion «Home of the brave» se traduciria como «el hogar de los valientes» y hace referencia a una linea del himno de los EE.UU.
Un saludo.