Hace muy poco os hablé de la última película de Mateo Gil, Las Leyes de la Termodinámica. No quiero volver sobre la idea de que no me guste como director y sí como guionista, porque en este caso no le reconozco, no me parece que la serie se alinee con el resto de películas que había visto suyas. Pero esa es otra historia.
No creo que pueda hablar de esta serie sin hablar de su escena final y las reflexiones que provoca, así que podéis seguir leyendo hasta que os ponga un gran spoiler en la parte final.
Interpretaciones magistrales
Para empezar diremos que una serie con Luis Tosar no puede defraudar nunca. Es un actor que lo da todo y está fantástico. Es curioso, porque suele llevar el mismo look, al menos físico, con su barba y su calva, pero sus personajes no son para nada el mismo. Eso dice mucho de que la interpretación de Tosar está a un nivel mucho más allá de lo típico.
Junto a él de coprotagonista tenemos a Guillermo Toledo, sublime también y con escenas entre ambos de lo mejor que he visto en los últimos años. Tienen carisma, tiene compenetración y a pesar de que a Guillermo Toledo últimamente lo veíamos más por haberla liado con alguna declaración o en algún acto, hay que decir que es un gran actor. Cuando ha hecho comedia la ha hecho bien y aquí en su parte más dramática está a la altura de Tosar.
La tercera coprotagonista es una actriz quizás menos conocida. Si Toledo está en bajada y Tosar está en constante subida, Marta Belmonte aún nos tiene que dar mucho más para saber donde está. Ha participado en varias series, la televisión es lo suyo, pero sobre todo muchos la reconocerán por Servir y Proteger que es en la que le hemos visto en los últimos meses. Creo que cumple bien con su papel, pero está un peldaño por debajo de sus compañeros. También que su personaje está solo para potenciar al de Tosar, a mi modo de ver.
La historia y los personajes
Vayamos a la historia. Los favoritos de Midas está basado en un relato de Jack London de principios del siglo XX, escrito por tanto hace más de 100 años, que éste tituló «The Minions of Midas». La traducción libre que han hecho Mateo Gil y su coguionista en esta ocasión Miguel Barros, es entendible, aunque en otros casos se ha traducido como Los sicarios esbirros de Midas.
Se nos cuenta como un grupo así autodenominado entrega un día una carta de chantaje a un empresario llamado Víctor Genovés (Luis Tosar) que acaba de hacerse con el control de una gran empresa de comunicación que ha heredado del antiguo propietario de forma un poco sorpresiva, tras la muerte de este en un accidente.
En ella se le dice que deberá darles 50 millones de euros o cada semana matarán al azar a una persona. Le dicen día y hora de cuando lo harán. Cuando Genovés ve que esto se cumple decide acudir a la policía. El Inspector Conte (Guillermo Toledo) lleva la investigación y hará lo posible por encontrar pistas del misterioso grupo del que no se encuentra ni rastro mientras las víctimas siguen cayendo y Los favoritos de Midas parecen controlarlo todo.
Un poco metida con calzador en la trama está la historia de amor que Genovés mantiene con Mónica Báez (Marta Belmonte), periodista de uno de sus periódicos que repentinamente encuentra la fama tras descubrir unas oscuras operaciones de un banco español con el tráfico de armas. Mónica es una mujer de principios, entregada a la causa de contar la verdad por encima de todo y con unos valores inquebrantables que actúa como contrapunto del personaje de Víctor y la encrucijada en la que se ve.
La historia juega con ese «malo» omnipotente y omnipresente, es este caso un presunto grupo, que es capaz de entregar cartas sin que nadie lo sepa, matar sin dejar rastro y saber cosas de los enemigos de Genovés que le ayudan en sus problemas.
Me ha gustado, mantiene la intriga aunque le cuesta un poco seguir en los primeros capítulos después del buen arranque pero es coherente y destacan sobre todo los protagonistas en sus interpretaciones.
Quizás le sobra algo de metraje, se podía haber recortado en algunos puntos porque hay cosas que no aportan nada nuevo a la historia y la hacen pesada por momentos. Véase la historia de amor. También darle un poco más de peso a los secundarios estaría bien. Si que da la impresión de que se les quedaba corta para una película y la alargaron demasiado para ser una miniserie.
SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ
La historia nos va deshilando un poco más de quienes son este grupo que parece que lo pueden todo y dominan el mundo. Me ha parecido siempre de risa gente como Cristina Martín y sus devaneos con El Club Bilderberg, que piensan que un grupo tan traslúcido como ese pueden ser realmente los amos del mundo y conspirar en sus reuniones. Si existe algo parecido, será más como se define en esta historia y muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor que ni sospechamos serán provocadas por ellos, pero ni sabemos de su existencia ni van a ser tan expuestos como El Club Bilderberg, que parece parece un teatrillo sin más.
A lo largo de la historia se nos dan pistas del poder de este grupo y las opciones que tienes si se fijan en ti. La periodista encuentra y entrevista a un empresario que vendió todo lo que tenía y se retiró al campo. Interpretado por el magistrar Carmelo Gómez, el empresario no lo acaba de negar ni de confirmar, pero deja ver que es una de las opciones que le dieron y él la eligió. Venderlo todo, pagar los 50 millones y quitarse del medio.
El abogado de Genovés deja caer que al fundador del grupo empresarial que ahora dirige, como no quiso colaborar, se lo cargaron. Murió en una accidente, nada indica lo contrario, pero era un conductor excelente. Ahí lo deja, como dándole una pista/amenaza.
La tercera opción es la que finalmente elige Genovés, que es colaborar con ellos. Para mantener su estatus, que es lo que ellos quieren, mantener esta desigualdad, da una vida a cambio y se consigue integrar en esa sociedad secreta que solo quiere lo mismo que él. Mantener las desigualdades que hace que su vida puede seguir siendo la que es. Su poder, su fuerza su estatus es algo por lo que seguirán luchando y no les importan vidas humanas que puedan caer por ello.
La prueba de fuego que sufre Genovés es la de «retirar» el último estorbo, que es la mujer de la que está enamorado. Pero ya que supone una amenaza, entiendo que hay que eliminarla. Ese sí que es el paso definitivo y la aceptación en el grupo de Los Fabulosos de Midas.
¿Quién está en el coche?
La gran pregunta que viene de la escena final es quién hace los honores de introducirle en el grupo, quién está en esa limusina que le viene a recoger.
No creo que sea un final abierto a una segunda temporada, aunque nunca se sabe y aquí el dinero manda y tampoco creo que sea una decepción ese final.
Realmente nos importa bien poco quién esté en el coche, porque nos han hecho entender que esta sociedad secreta está en todas partes y lo puede todo.
Podría ser su amiga Jose, quien por fin ha logrado, tras mucho insistir que se amolde a su peticiones. La carta lacrada que le ofrece en un momento con la oferta y su forma de vida nos dan muchas pistas.
También su abogado está metido en el ajo, le deja caer varias indirectas sobre la muerte del viejo, sobre lo que está dispuesto a hacer y sobre lo que él debería hacer.
La Secretaria de Estado es otra gran candidata, que también le ayuda, también está en la cúspide y toma las riendas para que todo funcione «como debe», siendo comprensiba en exceso con Genovés, pero instándolo a que haga las cosas como dice ella.
El jefe de policía podría estar también en el coche. Toma las riendas de la investigación cuando parece que se puede ir de las manos, da órdenes tajantes a sus subordinados y parece tener conexiones con personas por encima de él, dentro y fuera de la cadena de mando.
Hay mucha otra gente implicada, pues le pasan notas sin que nadie se entere, saben cosas, tienen recursos, pero eso solo da idea de la fuerza que tienen. Las caras son lo de menos.
En definitiva, podemos elegir quien más nos guste que salga a recogerlo. Por la cara que pone, es alguien conocido, pero la historia no cambia sea quien sea. Lo han ganado para su causa y la vida sigue para él, uniéndose a esa cadena que reclutará al siguiente miembro ya contando con él.