Año: 2006
TÃtulo original: Ich bin die Andere
PaÃs: Alemania
Dirección: Margarethe von Trotta
Intérpretes: Katja Riemann, August Diehl, Armin Mueller-Stahl, Barbara Auer, Karin Dor, Bernadette Heerwagen
Guión: Peter Märthesheimer, Pea Fröhlich
Música: Christian Heyne
FotografÃa: Axel Block
Duración: 100 min. Género: Drama
La pelÃcula muestra una galerÃa de personajes a cual más peculiar. Tenemos a un padre en un silla de ruedas, quien somete psicológicamente y sexualmente a su vástaga, la cual tiene doble o triple personalidad, a saber, a consecuencia de un trauma infantil, después de ver a su padre fornicando con su asisente entre barriles de roble, una esposa que hace la vista gorda mientras se lo monta con su secretario y un ingeniero que se enamora de la hija desdoblada, de quien se enamora en un hotel, una noche que la mujer anda por allà embutida en un vestido rojo que deja al descubierto sus curvas derrapantes, buscando alguien que la arrulle. El ingeniero caerá en las redes de la mujer, llevándolo al desquiciamiento más absoluto. De relleno unas cuantas conversaciones supuestamente trascendentes sobre cómo cambiar el mundo, la pérdida de valores, etc, etc, todo ello en boca de un hombre que se define a sà mismo como un monstruo (con el rostro de Armin Mueller-Stahl).
La hora y media larga que dura se hace bastante larga, y si en un comienzo parece que lo que vamos a ver es un thriller sexual, luego los acontecimientos lo desmienten, ya que nos enfrentamos ante un «amor fou«, donde un hombre es capaz de sucar mares y mover cielo y tierra en busca de su amada, o más bien en busca de una pasión, de un reflejo, de un aroma, de un perfume porque la amada resulta bastante inasible, marcado su destino, por culpa de su padre.
Reiterativa y aburrida, con unos personajes que transmitan bastante poco, la pelÃcula deviene un embrollo de matices psicólogicos, malograda, perdido todo su caudal narrativo en naderÃas.