Dirección y guión: Ray Loriga.
Reparto: Paz Vega (Santa Teresa de Jesús), Leonor Watling (doña Guiomar de Ulloa), Geraldine Chaplin (priora del convento), José Luis Gómez (fray Pedro de Alcántara), Eusebio Poncela (Gaspar Daza), Álvaro de Luna (padre de Santa Teresa), Paula Errando (Juana), Ángel de Andrés (obispo de Toledo), Amparo Valle (Mari Briceño), Javier Mejía (Francisco de Borja).
Producción: Andrés Vicente Gómez.
Música: Ángel Illarramendi.
Fotografía: José Luis Alcaine.
Montaje: Pablo Blanco.
Dirección artística: Rafael Palmero.
Vestuario: Eiko Ishioka.
España, Reino Unido, Francia, 2007
De entrada comentar que al ver esta película pensaba que iba a ser un coñazo intragable, parecida a Tirant lo Blanc, por poner un ejemplo. Sin embargo, cuando uno se predispone a ver un bodrio, a menudo los prejuicios a la baja, hacen que el resultado obtenido sea más satisfactorio que el previsto.
Ray Loriga, es un director con varios libros escritos (Héroes, Trífero..) y una película a sus espaldas, La pistola de mi hermano, basada en un libro suyo. Por tanto su forma de rodar y la impronta que puede dejar en sus películas es hoy una incognita.
Llevar al cine la vida de Santa Teresa de Jesús en los tiempos que corren no deja de ser una apuesta arriesgada. No está el público para vidas de santos, sino para entretenimiento puro y duro, así que las previsiones de público al meterse de lleno con este proyecto entiendo no serían muy esperanzadoras. Del colegio sabemos algo de la vida de Santa Teresa, de sus encendidos escritos, del Cantar de los Cantares y poca cosa más.
La película nos muestra una mujer fuerte, valiente, arrojada, tozuda, capaz de enfrentarse con quien sea para llevar a buen puerto sus deseos, que por otra parte no son otros que ahondar en lo que se supone debe ser la verdadera iglesia; la entrega a los demás, la erradicación de la soberbia, del orgullo. Una organización en el convento sin clases, sin prioras, ni mandos, donde todas sean una sóla al servicio de Dios.
A pesar de venir de una familia acomodada y tener buenos contactos Teresa de Ahumada no lo tendrá fácil y se verá en alguna ocasión con un pie en la hoguera, pues la Inquisición sabe de sus visiones que pronto le proporcionan la condición de iluminada y endemoniada, con todos los boletos pues para prender en la hoguera, como hereje.
«endemoniada no, sino toda engolfada de Dios, que de tanto quererlo le he hecho ya mi prisionero…»
Tuvo sus más y su menos con la Iglesia, empecinada en fundar su propio convento en Ávila según la vieja regla, de austeridad y clausura, y se salió con la suya; fundó trece conventos, fue canonizada en 1622 y proclamada la primera mujer doctora de la iglesia en 1970 por el Papa Pablo VI.
En la película hay dos vías que no confluyen. Por un lado está el aspecto técnico, la puesta en escena que es notable. Tanto la música, la fotografía, vestuario, ambientación, localizaciones son de nivel y brillan con fuerza. Se agradece ver un convento con muros de piedra, en lugar del socorrido corchopan. De igual manera, Ray Loriga autor del guión, maneja unos diálogos hábiles y unas interpretaciones que sacan mucho de sus personajes, de actores y actrices como Manuel Morón, Eusebio Poncela, Geraldine Chaplin o Leonor Watling.
Pero más allá de su calidad técnica lo que importa aquí es la personalidad arrolladora de Santa Teresa y la capacidad de ésta de conmovernos, de hacernos revolver en nuestras butacas con sus visiones. Esa fuerza que atesora, sus desplantes a lo establecido, sus ansias de saber, su nublamiento y apasionamiento, sus desvelos y delirios deben afectarnos, a fin de que suframos su calvario interiorizándolo como nuestro, al menos en parte.
Paz Vega, pone mucho de su parte, trata de borrar su acento andaluz, machaca su físico adelgazando mucho y echa el resto en las escenas de mayor dramatismo, pero desgraciadamente no acaba de calar, no trasciende la pantalla y atraviesa las membranas de nuestro entendimiento alterando nuestra sensibilidad. La vemos sufrir, desesperarse, jugarse el tipo pero sin que esto nos afecte. Al final sabemos algo más, cuatro cosas de Teresa, que luego sería Santa y cuyos escritos nos dicen forman parte del Siglo de Oro de nuestra literatura.
Reconozco a Loriga su valor por sacar adelante su proyecto, su buena mano con los actores, lo acertado del trabajado guión, pero le hace falto esa retroalimentación necesaria con el espectador, para que esta película, al igual que hace Teresa, levante el vuelo, levite y se convierta en una obra maestra.
Enlaces | Otra crítica de Teresa cuerpo de Cristo