Primorosa pelÃcula la de Igor Legarreta. Durante la tercera guerra carlista, a mediados del siglo XIX, una niña es rescatada entre los escombros producidos por las explosiones, por una extraña. De esta manera se sella un pacto entre ambas de naturaleza sobrenatural. La niña no podrá ver la luz del sol, esta la hiere. Ha de vivir por tanto entre sombras. En cuevas, grutas, apartadas del mundo. Furtivas.
La guerra separará a ambas mujeres. Para la niña supondrá el comienzo de una nueva vida, también el descubrimiento de su naturaleza e identidad. Su determinación para mudar de piel.
Como Aquiles en el gineceo ella tampoco quiere ser inmortal, quiere sufrir, sentir el frÃo, el hambre, el peso de la ausencia del ser que ha aprendió a querer, Cándido (Josean Bengoetxea), quien la querrá como una hija.
Haizea Carneros e Itziar Ituño, en los respectivos papeles de niña y «madre» están espléndidas. Preciosa la fotografÃa de Imanol Nabea, la música de Pascal Gaigne. La actriz, Haizea, a pesar de su juventud logra transmitir a la perfección esa lucha que debe lidiar para romper con su naturaleza, pues como Fausto en su pacto con el diablo, la inmortalidad tiene una cara infausta.
El cine vasco, con pelÃculas como Loreak, Todas las lunas o Akelarre demuestras estar en muy buena forma ofreciendo al espectador pelÃculas sobresalientes, hipnóticas, subyugantes.