Otra ronda (Thomas Vinterberg)

Cuatro profesores de secundaria, amigos entre sí, deciden poner en práctica la teoría de un filósofo nórdico que uno de ellos expone durante una cena, y que consiste en mantener en sangre un nivel constante de alcohol. Esta moderada ingesta de alcohol hace que quién la consume se muestre más locuaz, divertido alegre, extrovertido. Esa es la teoría.

Dos de los cuatro amigos no tienen pareja ni hijos, uno de ellos está casado y tiene tres críos y el último también está casado y tiene dos hijos adolescentes.

No sabemos qué es lo que mueve a estos cuatro adultos a llevar a cabo semejante plan, de entrada tan absurdo. Quizás sea que se encuentran en un momento de sus vidas en el que todo resulta gris, anodino, tanto en el ámbito laboral como familiar, quizás sea la toma de conciencia de que todos aquellos grandes sueños quedaron solo en eso, reducidos a espejismos ya pretéritos. Y el alcohol actúa como un detonante. Una colleja desparalizante. Algo capaz de alegrar, incitar e incluso lograr desposeerse uno mismo.

No les resultará fácil a ninguno de los cuatro mantener esa tasa constante de alcohol en sangre y de todo aquello no saldrá nada bueno. Aunque en cierta manera en las consecuencias que depara el alcohol encontrarán respuestas, la mayoría incómodas y un toque de atención, incluso la posibilidad de una segunda oportunidad, como la redención que ofrece una catarsis, la de un dios Baco que se ofrece clemente, aunque no para todos los miembros de esta cofradía etílica.

Thomas Vinterberg rasca y rasca y araña la superficie de una sociedad aburguesada, y extrae un drama de la nada, del absurdo, para ir hilando temas que tienen que ver con el fracaso de las expectativas, con la manera en el que las grandes esperanzas se quedan amarillentas como las páginas de ese libro, con la manera en la que un adulto queda postrado en vía muerta, vencido por una inercia a la que es muy difícil sustraerse.

Mads Mikkelsen brilla de nuevo. Nadie llora en la gran pantalla como él. Vinterberg ofrece de nuevo una película soberbia y compleja, de una belleza arrebatadora.

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