Debut valiente en la dirección a cargo de Aritz Moreno al tratar de poner en imágenes la sinuosa novela de Antonio Orejudo Ventajas de viajar en tren. La dificultad estriba en pasar de aquello que en la literatura se conoce como metaliteratura al lenguaje fÃlmico.
Desde el minuto cero vemos a una mujer sentada en un tren, frente a la cual se sitúa un hombre, un psiquiatra que de buenas a primeras, y sin turno a la réplica empieza a contarle una historia. Igual que el encantador de serpientes asà ejerce el narrador (Alterio es un actor que encandila. Y qué me dicen de Tosar, Pilar Castro o Quim; la dirección de actores es muy buena), de tal manera que su escuchante deja en suspenso su incredulidad, como hará el lector, para ir pasando de una historia contenida dentro de otra, sin reparos en ir encadenando escenas muy crudas ya sean sobre pornografÃa infantil, trepanación de cerebros, mujeres devenidas en perros, humanos propensos a la coprofagia, indeseadas corridas faciales, bien aderezado todo con mucho humor negro y una puesta en escena que registra bien lo delirante de la propuesta habida cuenta de que como dice uno de los personajes La verosimilitud está sobrevalorada y asà entendida la historia viene a ser como un zarpazo, una náusea que perturba y desasosiega. No se puede pedir más a un debut tan notable.
El cartel de la pelÃcula me recodaba a este otro: