Película: No habrá paz para los malvados.
Dirección: Enrique Urbizu.
País: España.
Año: 2011.
Duración: 109 min.
Género: Thriller.
Interpretación: José Coronado (Santos Trinidad), Rodolfo Sancho (Rodolfo), Juanjo Artero (Leiva), Helena Miquel (juez Chacón), Pedro María Sánchez (Ontiveros), Nadia Casado (Celia).
Guion: Enrique Urbizu y Michel Gaztambide.
Producción: Gonzalo Salazar-Simpson y Álvaro Augustín.
Música: Mario de Benito.
Fotografía: Unax Mendía.
Montaje: Pablo Blanco.
Dirección artística: Antón Laguna.
Vestuario: Patricia Monné.
Distribuidora: Warner Bros.
El protagonista es Santos Trinidad un policía venido a menos que un día, víctima del alcohol la emprende a tiros en un puticlub, matando en un brete a tres personas. Tratará de borrar todas las huellas de sus crímenes y eso le lleva a descubrir algo de dimensiones desconocidas. Lo que viene después es la cocción a fuego lento de unos atentandos de árabes enardecidos por una interpretación belicosa de las palabras de su profeta.
Santos, un animal de gatillo fácil, que trasiega pelotazos de roncola como si de agua se tratara, que pasa de sus jefes, malencarado y áspero, de trato irascible, pero sumamente inteligente, irá atando cabos, al tiempo que el resto de los espectadores, a través de estaciones de autobuses, pisos francos, casas pérdidas en medio de la nada, donde el policía se convertirá en un atípico héroe que sin buscarlo alcanzará una no buscada redención.
Excelso José Coronado en su papel. Su rostro, oculto bajo una feraz barba, una melena desmadejada, y un mirar duro y chulesco dota a su personaje del músculo necesario para cometer cualquier acto, al tiempo que como los lagartos vaya mudando de piel. Sí, debajo del caparazón hay un alma, quizá negra.
El guión es implacable. Se va dosificando la información con cuentagotas, vamos viendo la distintas partes del puzzle, todo se va ensamblando, hasta que finalmente todo encaja y a quien suscribe solo le queda aplaudir a rabiar la propuesta de Urbizu, que llevaba 8 añitos sin rodar nada nuevo. Urbizu nos entrega un thriller perfecto, redondo, de diez, sólido como el cemento, a prueba de balas. Un artefacto narrativo, que enriquece el cine español como escasas películas nacionales son capaces de hacerlo.
Vayan a verla.
La película tuve la gran suerte de poder disfrutarla en unos cines de la Gran Vía madrileña, el día siguiente de su estreno, en un cine que tenía más de mil butacas. A falta de media hora para el final, la proyección por mótivos técnicos se interrumpió, pero afortunadamente pudimos finalmente acabar de verla, y aquí está pues la crónica.