Dirección: MatÃas Bize.
PaÃses: Chile y Alemania.
Año: 2005.
Duración: 85 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Blanca Lewin (Daniela), Gonzalo Valenzuela (Bruno).
Guión: Julio Rojas.
Producción: Adrián Solar y Christoph Meyer-Wiel.
Música: Diego Fontecilla.
FotografÃa: Cristián Castro y Gabriel DÃaz.
Montaje: Paula Talloni.
Dirección artÃstica: Constanza Meza-LopehandÃa y Mercedes Marambio.
Hace poco hablaba aquà de Mujeres infieles taquillazo chileno. Ahora le toca al turno a otra pelÃcula más minoritaria donde habla de sexo pero donde el planteamiento es diferente.
Una pareja hace el amor en un hotel. No se conocen, cuerpos innominados, antes y después, pero se desean y ese deseo les lleva al catre. No es el sexo lo más Ãntimo de la persona, porque más allá del cuerpo está la mente y ahà no se puede acceder. No quiere ella que él le cuente cosas de su pasado, porque sabe que no se volverán a ver, que ha sido un rollo placentero de una noche, que luego sus caminos se separarán y nunca más convergirán, asà que para que hablar de sus respectivas existencias, de sus anteriores amores, si no hay proyecto en común, ni visos de continuidad.
Un único escenario: la cama de un hotel sobre la que la pareja practica sexo, charla y un suelo donde ella interpreta una canción. También un baño donde reponer fuerzas y buscar algo de intimidad. Unidad de tiempo: unas horas hasta que amanezca.
Hace falta tener las cosas muy claras y un sólido guión para que con estos mimbres la pelÃcula resultante no sea tediosa y reiterativa. Buena labor interprativa de la pareja protagonista formada por Blanca Lewin (Daniela) y Gonzalo Valenzuela (Bruno), valerosos en sus papeles, desentendidos de la cámara, capaces de transmitir muchas cosas con sus palabras y sus miradas, que se desnudan no solo de cuerpo (hay muchos revolcones, pero lejos de Nine Songs, donde si que habÃa sexo explÃcito, aquà es sexo es más suave, bonitos cuerpos de curvas derrapantes, que la cámara embellece aún más) sino también de alma, abriendo la puerta a los recuerdos, algunos nada agradables, que se despachan convencidos de que no habrá ulteriores encuentros. Nunca fuimos, somos, ni seremos nada, dice ella, consciente de su fracaso, de su infelicidad autoimpuesta y de la imposibilidad de cambiar las cosas. Esta noche de placer no será otra cosa que un recreo antes de su nueva vida de casada y un descanso para él antes de su viaje.
El director MatÃas Bize (1979, es esta su segunda pelÃcula,con la que se llevó el máximo galardón, La espiga de Oro del Festival de Cine de Valladolid. Ha estrenado, su última pelÃcula Lo bueno de llorar, presente en la 52 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) ) rehuye de los planos fijos a fin de que la historia no decaiga, con planos cortos y rápidos, diferentes encuadres, pantalla divivida en dos, que le dan el ritmo preciso. Se incrustan anécdotas personales, reflexiones sobre la vida, el cine, las mujeres, Dios, que van jalonando los diferentes encuentros sexuales.
Depende del espectador ver en esta pelÃcula a dos personas follando todo el tiempo o ir algo más allá y apreciar sus virtudes, que las tiene.
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meha gustadomucho esta pelicula, aqui senota que con pocos recursos y un buen guion se puede lograr unapeliculabuena