Dirección y guión: Daniel Sánchez Arévalo.
País: España.
Año: 2006.
Duración: 105 min.
Género: Drama.
Interpretación: Quim Gutiérrez (Jorge), Marta Etura (Paula), Raúl Arévalo (Israel), Antonio de la Torre (Antonio), Héctor Colomé (Andrés), Eva Pallarés (Natalia), Manuel Morón (Fernando), Ana Wagener (Ana), Roberto Enríquez (Roberto).
Producción ejecutiva: José Antonio Félez.
Música: Pascal Gaigne.
Fotografía: Juan Carlos Gómez.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas.
En una sesión de cortos tuve la ocasión de ver uno de Daniel Sánchez Arevalo, de título Profilaxis. Destilaba un humor corrosivo gracias a Antonio de la Torre que lo protagonizaba. Anteriormente ya había hecho más cortos: Gol (2002), Expres (2003), Física II (2004) y La culpa del alpinista (2004). Su exitosa carrera como cortometrajista prometía, y su paso al largo era esperado. Con Azuloscurocasinegro debuta en la dirección de largometrajes.
El resultado más allá de peros y objeciones es magnífico. De la miríada de actores noveles que surgen cada año dentro del cine Español, a Daniel Sánchez Arevalo , tras esta película es de ley (me da igual ordinaria que orgánica) seguirle la pista.
Es más fácil identificarse con los perdedores que con los triunfadores. Mucho hay que sufrir para lograr algo, si es que al final se consigue, parece ser el sustento de esta obra.
En la película la vida de los personajes es una lucha continua contra la realidad que les cercena el futuro. Cada uno de ellos lleva su zurrón a la espalda, en la que han ido despositando los proyectos no cumplidos, los sueños no materializados, las ilusiones abortadas. Todos sufren. Sufre Jorge, el cual el día que decide dejar la portería en la que trabaja junto a su padre, éste sufre una ataque cardiaco. La anhelada huida se transforma entonces en una mayor dedicación hacia al padre enfermo, en una esclavitud que Jorge asume en solitario y que determina su vida. Ello no le impide seguir estudiando, a distancia, para al fin lograr su titulación en empresariales. Sus curriculum siempre obtienen un no como respuesta, y parece que Jorge hubiera caído en un bucle del que no puede salir, como si no hubiera vida laboral más alla de una portería.
Sufre Antonio, el hermano de Jorge, encarcelado, al que le restan pocos meses para obtener la condicional, el cual conoce en la trena a una chica que quiere que la deje embarazada para que la transfieran al módulo de las presas con hijos y dejar de sufrir así las agresiones de sus compañeras, para una vez fuera poder iniciar los tres una vida en común. Al menos esa es la pretensión de Jorge. Hasta que la esterilidad de Antonio propicia que el «inseminador» pase a ser su hermano Jorge.
Sufre Paula, a la cual le tomaron el pelo, y se vio en la cárcel sin comerlo ni beberlo. ¿Y los amigos también sufren?. Sí. Israel, el amigo de Jorge, sufre al conocer una verdad familiar hasta entonces oculta, y Natalia la novia de Jorge, desde que eran niños también sufre en un trabajo de mierda, temporal, ganando cuatro duros, sintiendo que Jorge se va de su lado, y que no va a poder hacer nada para remediarlo.
Pero Daniel Sánchez Arevalo, con todos estos personajes sufriendo estas aciagas situaciones, no pergeña un dramón sensiblero, que sería lo más normal, sino que, y ahí está la grandeza de la película, es capaz de moldear la historia, de aportar sus momentos hilarantes, poéticos, contrapunto de otros de gran tensión.
El director, gracias a unos actores estupendos (es difícil destacar a alguno porque todos están bien: Marta Etura, Quim Gutierrez, Antonio de la Torre, Héctor Colomé, Eva Pallarés) es capaz de hacernos reír, llorar, vibrar, emocionarnos, enrabietarnos, como si fuerámos a bordo de un carrichoque de una montaña rusa emocional en la que quien maneja los hilos es Daniel. Y lo hace desde la coherencia, desde una narrativa soberbia, con diálogos naturales, que no desentonan en quienes los ejecutan, donde cada situación casa a la perfección, donde las escenas se suceden sin altibajos. Donde somos testigos de excepción de los avatares emocionales de las parejas, de sus más y su menos, de los comienzos y los finales de sus relaciones. De la carga que supone lidiar con un enfermo, de la celosía en no compartir las conquistas amorosas, de los quebraderos ocasionados por la indefinición sexual. Son muchos temas los que se tocan, con mayor o menor profundidad, y si bien el final es algo inconcluso, el resultado no puede ser más brillante.
Azuloscurocasinegro es una muy buena película. Hay que verla, y hablar de ella. Una de las apuestas Españolas más interesantes de los últimos años.
Marta Etura en cuak | En la ciudad | Para que no me olvides | Trece campanadas | Entrevista
Cortometrajes de Daniel Sánchez Arevalo | Profilaxis
Yo creo que la gracia de esta película está más en lo bien contada que está que en lo que cuenta. A mí me gustó, pero no llegó a entusiasmarme precisamente porque el guión huele un tanto a colección de tópicos y tiene algunos ramalazos de teleserie importantes. Pero vamos, pese a no ser ni mucho menos perfecta, ojalá todas las pelis españolas se dejaran ver tan bien como ésta.