PelÃcula: Blue Valentine. Dirección: Derek Cianfrance. PaÃs: USA. Año: 2010. Duración: 114 min. Género: Drama, romance. Interpretación: Ryan Gosling (Dean), Michelle Williams (Cindy), Faith Wladyka (Frankie), John Doman (Jerry), Mike Vogel (Bobby), Marshall Johnson (Marshall), Jen Jones (abuela), Maryann Plunkett (Glenda), James Benatti (Jamie), Barbara Troy (Jo). Guion: Derek Cianfrance, Joey Curtis y Cami Delavigne. Producción: Jamie Patricof, Lynette Howell y Alex Orlovsky. Música: Grizzly Bear. FotografÃa: Andrij Parekh. Montaje: Jim Helton y Ron Patane. Diseño de producción: Inbal Weinberg. Vestuario: Erin Benach.
Lo que mal empieza mal acaba. Este dicho se ajusta como anillo al dedo a la marchita relación personal que mantienen Dean y Cindy. Cindy en su adolescencia vivÃa en un hogar donde la presencia de su padre, marcada por su carácter violento, estaba muy presente. Cindy quiere estudiar para ser médico, pero todo se va al traste cuando se queda embarazada, al mantener una relación con el guaperas local, al que abandona al tiempo que se deja seducir por Dean, el cual trabaja en una empresa de mudanzas, y para quien el término familia es algo vago ya que sus padres desaparecieron de su vida desde muy joven.
Cindy duda si abortar o no. Dean lo deja a su elección. Al final decide tener a su hija.
En el momento presente, Dean muestra un look que dista mucho de aquel que mostraba cuando se conocieron, ahora esta medio calvo y un tanto descuidado, incluso el fulgor de sus ojos azules resulta mortecino, ocultos sus ojos tras unas gafas oscuras. Dean era un tipo con potencial, capaz de hacer casi de todo, pero que una vez casado con Cindy y siendo padre de un niña se siente cómodo pintando casas, sin más ambición que juntar dÃas, cuidando de su mujer y de su hija.
Cindy muestra resquemor hacia él, frialdad, y cierto odio soterrado. A fin de que la cosa vaya mejor, Dean convencerá a Cindy para ir a pasar una noche a un hotel, con el vano propósito de recuperar asà algo del tiempo perdido.
Dean constata esa noche lo que ya barrunta hace tiempo: que en el cuerpo de Cindy sólo quedan los restos del naufragio, un amor astillado entre las manos.
Él la quiere y la necesita. Ella necesita no estar con él, porque su presencia la agobia y la asfixia.
Para hacer más evidente lo que cambian las cosas con el paso de los años (el matrimonio como lápida de la felicidad anterior), en el último tramo de la pelÃcula se irán alternando imágenes del presente y del pasado, esas en las vemos a Dean y a Cindy enamorarse como dos tortolitos, besarse en cada esquina, reÃrse de todo, buscándose bajo la ropa en todo momento, y esas otras donde se les ve unidos por el tedio, revestidos de rutina y amargura, ahogados en su tristeza. Todo esto es válido para Cindy, porque para Dean nada ha cambiado. Esta situación es todavÃa más grave, porque no es una relación que hace aguas por la mitad, sino que una de las partes quiere hacer borrón y cuenta nueva, sin contar con la otra parte: el marido y padre su hija.
Las interpretaciones están bien. Ryan Gosling confirma que es un actor versatil capaz de hacer bien cualquier papel. Michelle Williams está estupenda. El problema está en que el personaje de Cindy resulta frustrante, porque no sabemos qué le pasa, de dónde le viene su malestar, y la historia resulta muy vaga. Esperaba algo mucho más dramático, con mucho más calado, una mayor introspección, tocar hueso, y a fin de cuentas la historia de Dean y Cindy es una historia trillada, la cual a pesar de su puesta en escena nerviosa, cámara en ristre, no deja de caer en los tópicos de siempre.
Lo cantaba Guccini en su temazo Farewell. El error fue creer especial, una historia normal.