El paso de un cometa parece afectar al comportamiento de los humanos. Una mujer llega a una casa en la que le esperan un grupo de amigos, dispuestos a pasar una velada entre risas, viandas y bebidas. Al poco de llegar ve como la pantalla de su móvil se ha astillado. Poco después se produce un apagón. Cunde la desazón. Tratan de buscarle explicación a ese fenómeno, ya que todas las casas del barrio están al igual que la de ellos también sin luz, sin electricidad. Uno de los circunstantes comenta ir a su coche a coger un libro de su hermano experto en física cuántica. El texto al ser leído arroja algo de luz, pues ahí se plantea la posibilidad de que dicho cometa abra distintas planos de realidad. Así no tardan mucho en descubrir que en la casa de al lado los inquilinos son ellos mismos, pero insertos en otra realidad. Esto da juego, porque como es lo habitual en estas reuniones entre amigos siempre hay secretos, rencillas, odios soterrados que reverdecen a la luz de los acontecimientos presentes. Cunde la verborrea, el nerviosismo, registrado todo ello con una cámara nerviosa, que da cuenta de la situación que viven. Con el ir y el venir entre las casas, el argumento se irá embrollando, y cuesta saber quién es quién. A su vez, se plantean también en qué presente quieren estar, qué versión de ellos mismos se adecua mejor a sus aspiraciones. Tras la resaca de una noche infausta, la película finaliza con una llamada de teléfono, que disipa las dudas acerca de si todo lo que hemos visto ha sido una ensoñación. Cómo sucedía en Melancolía, el espacio exterior, tiene la facultad de alterarnos, e incluso de ultimarnos.
La película Coherence está disponible en la plataforma Filmin.