[Crítica] El guardián invisible

Auspiciada por el éxito de la novela, la adaptación de esta obra de Dolores Redondo fue muy esperada en el momento de su estreno, 2017, ese año que vemos ahora tan lejano y alegre, cuando el miedo a una pandemia global solo lo veíamos en otras películas.

Es la primera entrega de lo que su autora denominó como La Trilogía del Baztán, ya que es en ese espléndido valle navarro donde se desarrolla la historia, concretamente en la población de Elizondo y alrededores. Un lugar idílico para para perderse, pasar unos días tranquilos, en la naturaleza y casi diría que para hacer cualquier cosa. Pero centrémonos, que he empezado diluído.

La película en su estreno tuvo mucho éxito y llevó a las salas de cine a más de medio millón de espectadores. Posteriormente se ha estrenado en las plataformas y ha vuelto a reeditar el éxito.

Aparte de los parajes que hemos comentado, la historia es de esas típicas de asesinatos. El cuerpo de una joven aparece en el bosque, parece tener relación con algún crimen pasado y hay nuevos crímenes en la zona. Para investigar aparece en el pueblo la inspectora Amaia Salazar (Marta Etura), que se marchó de allí hace años por desavenencias familiares, pero que ahora vuelve no solo para investigar, sino para reencontrarse con ese pasado del que intento huir y de todos los traumas de su vida en aquella zona de niña.

Realmente me parece una película muy bien hecha, con una historia principal que se jalona con la vida personal de la protagonista y unos personajes variopintos que dan cuerpo a la historia. No se sale del camino contando cosas que no tienen sentido, como ha pasado con otras películas del estilo ni se recrea en la parte más truculenta, como también suele suceder últimamente con otras películas o series.

La interpretación de Marta Etura es sobresaliente y el personaje le va como anillo al dedo. Esa mezcla de tesón con un poco de inseguridad, su determinación dejando entrever su vulnerabilidad, hacen que la inspectora tenga matices muy terrenales que le dan mayor credibilidad a la historia y que, haciendo como hace de hilo conductor de la trama, esta se pueda seguir de su mano de forma cómoda. No hay extremos en cuanto a ser más lista que los demás, que demuestre fuerza sobrehumana en algunos momentos o dotes de deducción más allá de lo creíble. Cosas todas, me repito, que vemos en historias similares recientes.

Eso sí, los asesinatos de jóvenes y la ambientación, muy lograda, la hacen un poco oscura y quizás no apta para todos los gustos, pero no está hecha con mal gusto, valga la redundancia.

El reparto, además de la citada Marta Etura, incluye actrices y actores muy conocidos como Elvira Mínguez, Francesc Orella, Miquel Fernández, Paco Tous, Manolo Solo, Ramón Barea o Susi Sánchez. El coprotagonismo es para Carlos Librado, Nene. Quizás en lo negativo es que les falte carisma a los personajes, aunque ahí destaco el corto papel de Ramón Barea, que hace una gran intervención, se agradecerían más minutos suyos.

En la dirección Fernando González Molina, de cuya filmografía he de decir que no me ha llamado ninguna película la atención y no las he visto, a pesar de ser conocidas, como 3 metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti, Fuga de cerebros o Palmeras en la Nieve. Sí que parece que lo suyo son las adaptaciones de novelas, y por cierto que también ha dirigido las 2 que cierran la Trilogía del Baztán, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta, que digo yo que habrá que ver.

Para acabar decir que es destacable que se introduzca esa parte de folklore vasco-navarro, txalaparta incluida y se agradece que se hagan estas cosas.

Nuestra puntuación

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