Hay series o películas que por algún motivo que no se llega a saber, por más que se analice, llegan a convertirse en fenómenos, a veces de culto, a veces de masas, llevadas por el boca a boca o gracias a los grandes mentideros de las redes sociales.
Como digo, en estos casos, analizarlo no nos da la receta mágica para repetirlo y los ingredientes que vemos en el fenómeno han sido compartidos por otras muchas obras que nunca han llegado a nada.
Ni siquiera la calidad, la originalidad, los buenos actores, fotografía o historia son un seguro para conseguir el éxito. Careciendo de alguno o varios de los aspectos considerados «supuestos» se dan también estas rarezas.
En el caso que nos ocupa de la pequeña serie francesa de El Colapso es difícil adivinar qué es lo que la está convirtiendo en la serie del año.
Quizás sea el tema que trata, un colapso a nivel mundial (o al menos francés) por causas que no quedan en un principio demasiado claras. Tras el confinamiento a nivel mundial al que hemos sido recientemente sometidos, estos temas parece que nos tocan más profundamente. Vemos que lo hemos pasado mal pero la serie nos muestra que lo podíamos haber pasado peor.
Otro aspecto a tener en consideración a la hora de buscar su punto fuerte es cómo se cuenta la historia. Son pequeños capítulos, contados en primera persona, ya que la cámara sigue siempre a uno de los protagonistas de esos difíciles días y cada episodio es un plano secuencia de unos 20 minutos, con la cámara a la altura de la vista de los protagonistas, en tiempo real, dotando a la historia de un realismo y de una tensión que no sería tan profunda si nos lo contaran de otra manera.
Las historias en si no son grandes relatos, son pequeños retazos de un momento de la vida de las personas en que están realizando una huida y una lucha por la supervivencia en lugares comunes para cualquiera, como puede ser una supermercado, una gasolinera, una playa/barco, una casa, una residencia de ancianos,…
Otra cosa que nos muestra y que nos asusta es cómo es la naturaleza humana. Los que están acostumbrados a pisar a los demás en los momentos duros los pisan con más fuerza, los que están acostumbrados a luchar, luchan sin mirar las consecuencias, pero también hay gente noble que ayudan hasta las últimas consecuencias.
Historias cercanas, sencillas y supervitaminadas por el momento que se vive de caos. Cada una de ellas avanza un poco más en los días que han pasado desde el inicio del colapso y la situación es cada vez por tanto más caótica. La acción viene dada por la lucha por salir adelante y aunque no sabemos mucho de lo que está realmente sucediendo ni de la vida de los personajes, nos identificamos con ellos de forma inmediata porque se nos despierta ese instinto de supervivencia que todos los seres vivos tenemos.
También os hemos hablado de ella en la crítica de El Colapso de Travis.